jueves, 1 de junio de 2017

ABAJO EL ALZHEIMER (UNO DE VARIOS APERIÓDICOS)

Paraos cinco minutos de vuestra vida a escuchar esta gran canción del gran Javier Krahe. No os arrepentiréis:



Bueno, pues aunque no tengo tanta vida corrida ni tantas experiencias como seguramente tuvo el amigo, algo sí que tengo y por supuesto yo también quiero recordar. Ni con la mitad de talento, ni la décima parte de interesante, sin música y con rima de circunstancias....

Yo también los recuerdo
fueron los mejores;
más bien en negro
que en vivos colores,
(por aquello de que el sado
guarda forma mejores),
allá van las cuentas
no sé si de cien amores
pero igual se acercan...
qué más da el número final?

Así, haciendo balance general
he de decir dos cosas primero;
una que esto no ha acabado
y por ello espero
vivir cien amores más
y dos, que ha habido de todo;
desde amores eternos
hasta polvos que trajeron lodos;
pero....a todos los recuerdos,
a todos los quise sin igual
todos me dieron la vida
alguno me la quiso quitar;
más bien abunda la madurez
(pues siempre el crepúsculo me gusta admirar),
más bien abundan las curvas
(pues aunque masoca, me gusta agarrar),
hay morenas, rubias y pelirrojas,
en eso me da un tanto igual,
hay mujeres, y como más mujer una trans,
y algún hombre con bigote,
y aunque en el balance de mi vida
no todas pesan por igual
(igual que yo en la suya,
no soy tan especial),
al menos he vertido el llanto
por un par.

He de empezar por los amores de fantasía
pero tan importantes
que, duda alguna no cabe,
han de figurar;
ellos me molderon,
ellos me abrieron la puerta,
ellos tienen la culpa
ellos lo han de pagar,
para bien, porque me molan,
porque no soy normal,
para mal.

Y la primera, por supuesto, 
aquella que golpeó primero,
aquella que manejando un látigo
golpeó algo en mi cuerpo;
una Diosa que no solo no he olvidado
sino que todavía venero y amo;
mi primer amor, 
mi más loca pasión
de una mañana de sábado,
con apenas cuatro años 
en un cutre programa infantil
hoy apenas recordado
había una actriz
a la que dediqué este legajo;
interpretaba una copia patria
del personaje de La Madrastra,
Pauloca, se llamaba.

Interpretada con desparpajo
abrió la caja de los truenos
de estos deseos tan raros;
yo con cuatro putos años
quise ser prisionero y esclavo
de esta belleza inmortal 
que buena estaba un rato.
Pauloca de mi vida, Pauloca de mi corazón,
golpeastes primero,
fuiste mi primer amor,
eras una Reina muy rara,
querías cortar cabezas a mogollón,
ibás dando gritos con un látigo,
estabas tope cañón,
te quise y te quiero,
pero vamos a hablar de cien amores;
ya está bien para el primero.

Si el primer amor fue la copia
el segundo fue el original;
que cabrón este Walt Disney
con esta Madrastra sensual,
que utiliza manzanas de mordazas,
a una sumisa blanca quiere para el pelo dar,
le adoran hasta los espejos,
 a ver quién se iba a negar
a ser su esclavo y siervo
diciéndole de rodillas
que es la más guapa del Reino,
la más mejor de toda la Villa,
y desatando su genio,
un castigo a ella rogar,
en las mazmorras de Palacio
una tarde pudiendo jugar....
 
Lástima que esté tan delgada,
a ver si me come más,
pero si con su copia Pauloca
me dió un nosequé que qué se yo,
con el original me dió lo mismo....
aunque he de confesar;
 algo menos, en grado mínimo,
no sé si por la carnosidad
o porque como el primero, 
aunque sea copia,
no hay igual.
 Pero que conste que la venero
y está de actualidad
interpretada en estos tiempos
por anoréxica tan anoréxica
a ver quién la hace flaca más
pero el vestido sigue molando
y la porte sigue igual.
Mientras eso pase conmigo
siempre tiene oportunidad.

No sé si fue después de La Madrastra,
o quizás un poco antes,
aunque cabe la posibilidad
de que fuera también durante...
cuando eres niño el tiempo
da lo mismo y da igual.
(Cuando eres mayor esto
se llama infidelidad).
La cosa es que tengo un vago recuerdo
de un patio de colegio
y una sensación muy extraña
dejándome cazar
por una niña
en algo parecido
al juego del pilla-pilla
una soleada mañana
en un colegio de pago
en algo que debían ser párvulos
 y no recuerdo más....
salvo que Olga se llamaba
y ni de eso estoy seguro.
Como amor no vale un duro,
pero no había empezado egb
y de amores ya van tres.

 Aunque no recuerdo la cara de esa niña
la sensación al agarrarme,
quizás gritándome un PILLA!
sí que la tengo clara.
Algo empezaba a oler a podrido
en mi alma.
Y sí, es verdad,
Olga se llamaba.

He de confesar, no obstante,
que cosas como las contadas,
quizás no haya ninguna más
o quizás haya bastantes,
pero que sean recordadas
ninguna memorable,
así que de los cinco años a los doce
haremos un salto temporal;
que yo recuerde
no hay ná de ná,
pero no se inquieten ustedes,
que vamos cogiendo carrerilla
y empieza el festival;
sensaciones raras siempre he tenido
pero han sido los tebeos de Mortadelo
quienes las han absorvido...
eso se va a acabar,
la bestia estaba dormida,
empieza a despertar.


Y lo hará en el siguiente tocho de esta serie, que no sé cuándo será.  Por eso la haremos aperiódica, para no obligarme a nada. Así que en el próximo escrito puede que continue, puede que no. Pero que continuará, eso seguro. Hasta entonces tengan cuidado ahí fuera.