jueves, 20 de agosto de 2009

SPIRIT SE HA IDO DE VACACIONES Y LE HA DEJADO LAS LLAVES DEL BLOG A...HELIOS DE JUDE (II)

Pues como lo prometido es deuda, segunda parte de los PANFLETOS DE UN PORNÓGRAFO MIOPE, de nuevo ilustrado por Jordi Bernet. El sábado o por ahí, un relato de Helios de Jude y fin de las firmas invitadas.

A disfrutarlo, que son dos días;


5.- Reivindicación del esclavo

Los esclavos somos sumisos, pero no tontos. Al menos por lo general, que de todo hay en la viña de Masoc, como en la de Sade por otro lado, que tiene más cepas pero da el mismo vino. Por resumirlo en una sola frase, se podría convenir que somos casi humanos.

“Si me pinchas sangro….”, podría pensar mientras, amarrado con los brazos en alto de cara a una pared rugosa, espero que la marca del látigo firme sobre mi piel la posesión de quien me domina. Pero en esos momentos no se piensa, sólo se escucha: el sonido de los pasos que te rodean, el ruido del cuero que se estira o se enrosca, el jadeo contenido de quien toma fuerzas para descargar el golpe certero que te hará volar a un mundo en donde el dolor es la firma del cariño. Hay quienes no lo creen así, quienes piensan que los sumisos somos sólo sacos de arena perdidos en las profundidades de nuestros propios miedos. Pero se equivocan.

Después de haber sido follado, amarrado, azotado, vejado, pellizcado, pinzado, humillado, meado, forzado… y todas las palabras acabadas en ado que caben en el diccionario --como acariciado, por ejemplo--, me arrastro agotado hasta la ducha y me pongo la careta de andar por la vida. Salgo a la calle, hace sol o llueve, las caras anónimas de la gente se cruzan apresuradas en las esquinas sin darse cuenta de que existen. En mi cabeza se recrea el momento ese en que puesto a cuatro patas lamí, besé, chupé, absorbí y acaricie hasta quedar exhausto. Kilómetros y kilómetros de piel recorridos por mi lengua húmeda y penetrante.

Pero ahora estoy de pie, ojo entonces quién se cruce en mi camino. Ojo el que desprecie. Ojo el que falte al respeto. Ojo el que mire con cara de superioridad. Ojo el que insulte. Ojo el que se crea con derechos que no tiene. Ojo el que agreda. Ojo el que piense que es más que nadie: soy un esclavo y puedo arrancarle los huevos de un mordisco.

6.- Elogio del vicio desmedido

Hace tiempo, mucho tiempo, aunque para algunos siga siendo tiempo presente, había una leyenda en ripio que se bordaba en las aberturas que ciertos camisones de señora llevaban en la cama para ahuyentar la lujuria del varón o en los cuadros del sagrado corazón de Jesús que adornaba las paredes de tantas alcobas. "No es por vicio / ni es por fornicio: / es por hacer hijos / a su santo beneficio", rezaba el versito en cuestión. Y se quedaban tan anchos.

Yerran los curas y sus acólitos cuando aseguran que alejarse de la postura del misionero, hacerlo fuera del matrimonio y no pensar en la procreación es caer en la animalidad más abyecta. Nada más lejos de la verdad, pues de haber en estas cosas del follar verdad alguna sería la contraria. Los animales no tienen vicios, es cierto. Para ellos el sexo es un simple ayuntar cuando el instinto lo exige. Los bichos follan por necesidad, no por deseo, y en eso se distinguen de los humanos.

Las personas, racionales como son, abiertas a todos los recovecos del cerebro, buscan en la sexualidad algo más que el apareamiento, porque la experiencia, la razón y la lujuria (cualidad humana donde los haya) nos han demostrado que follar por follar, sin otro aliciente que la prole que cada polvo promete, además de aburrido es muy cansado, y hemos ido desarrollando, cada uno en su propia mismidad, mil perversiones y vicios, que nos alejan de la simple animalidad del polvo procreativo.

No nos vengan con cuentos los pregoneros del pecado, los terroristas sexuales de los Club de Castidad y sus ideólogos con alzacuello o corbata. Allá ellos, pero a nosotros que no nos toquen los cojones: No es pecado el placer. No da cáncer follar. Hacerse pajas no arruina la médula espinal. No corrompen los homosexuales. El sadomasoquismo no hace daño. Y, si no se lo creen, ¡pruébenlo!

El vicio desmedido nos acerca a la divinidad.


7.- Paradoja del esclavo libre

Ser esclavo y alcanzar la libertad con la esclavitud. No es mala paradoja, aunque a alguien pueda parecerle simplemente un sin sentido.

Lo dicen la constitución y las leyes, lo aseguran los tertulianos radiofónicos y hasta el Papa, que siempre habla excatedra, lo sentencia en sus sermones dominicales desde esa ventana que tanto sale en la tele: los seres humanos somos libres. Sin paliativos, sin condicionantes, sin aditivos químicos. Por el mero hecho de ser personas, juran y perjuran, somos libres.

Y en el claro y honesto ejercicio de nuestra libertad personal y ciudadana dedicamos los días a trabajar en oficios que nos arruinan la paciencia, a soportar prejuicios que nos coartan, a sufrir injusticias que nos rebajan, a pagar plazos e hipotecas que nos impiden vivir, a sonreír al impertinente y a bajar la cabeza ante el jefe déspota. Pero somos libres y la televisión nos da la opción de comprobarlo cambiando una y otra vez de cadena.

Los esclavos, sin embargo, ¡ay! los esclavos: sometidos, aherrojados, marcados, humillados. Infrahumanos. Poco saben los que poco miran que, en su esclavitud, han encontrado el sitio donde dar salida a sus pasiones más profundas, a sus sueños más repetidos, a sus anhelos más secretos.

Amarrado por las cadenas, el esclavo se encierra dentro de sí mismo y el mundo desaparece ante sus ojos. Dolorido por la mordedura del látigo, en cada quejido suelta la tensión acumulada en años de auto represiones. Encerrado con los ojos vendados en su jaula, deja volar la imaginación hasta llegar a los frondosos bosques de sus fantasías más íntimas, aquellas en las que entregándose se libera.

Cuando se somete, el esclavo hace uso de su libertad más inalienable: aquella que le otorga el derecho a la felicidad.


8.- Folladores, ladrones y asesinos

Cuando Jehová le entregó a Moisés las tablas de la ley en aquel monte en el que ardía una zarza, no sabía la cabronada que le estaba haciendo al género humano. Y no precisamente porque no deba haber leyes, que de alguna manera habrá que convivir, sino porque hay leyes que desde su propio enunciado son un insulto a la inteligencia, que suponen condenas inapelables ya desde el momento mismo de su promulgación.

En la su susodicha normativa divina hay un artículo, el sexto, para más señas, que reza con toda desfachatez: “no cometerás actos impuros”. Y en tan sólo esas cuatro palabras imperativas, el dios del castigo, que está en lo alto, detrás de la zarza, equipara el folleteo libre y placentero --incluso el simple follar en posición incorrecta, el polvo con condón o la alegre paja de toda la vida, si nos atenemos a la interpretación que los discípulos han hecho de la ambigua “impureza” del maestro--, con crímenes vituperables como el asesinato, el latrocinio, o la mentira que las tablas divinas condenan con toda justicia en otros apartados.

Han pasado miles de años, siglos y siglos de civilización, y los fundamentalistas de la virtud --tan virtuosos ellos que no cagan por si cagar es pecado, de ahí su permanente rictus de estreñidos-- siguen don erre que erre con la misma cantinela.

En sus mentes perversas, el liberalismo sexual de los últimos tiempos no sólo destruye la familia, mal supremo que abre un futuro tenebroso a la humanidad, sino que además, las pajas diluyen la médula espinal. Si practicas el sexo antes de tiempo le perderás el gusto. Si dilapidas su semen en agujeros que no son fértiles la humanidad dejará de perpetuarse. Si la lujuria se apodera de ti se te secará el cerebro, perderás la memoria, se consumirá tu médula espinal, te saldrán granos en la cada, y, lo peor de todo, te quedará en la mano un tic de constante balanceo arriba y abajo, arriba y abajo... y así por toda la eternidad, incluso en el mismísimo infierno.

¿Por qué le tienen miedo al placer? ¿Tanto miedo al placer? ¿Por qué esa inquina venenosa contra la felicidad? ¿Pensarán acaso que si ellos mismos follaran hasta hartarse, en cualquiera de las mil y una formas que para follar ha inventado el ser humano, se les quitaría de la cara ese gesto adusto que es el retrato de su pureza, y en su lugar, una sonrisa de satisfacción denunciaría a todos su pecado, su perversión, su vicio, su placer? ¿Considerarán, ¡ay! dios, que pueden pillar unas ladillas si frotan sus pubis contra otros pelos menos pulcros? Con lo que pican las jodidas.

No lo sé. Soy incapaz de entrar en sus mentes, aunque pienso que lo hacen porque consideran que una humanidad bien follada y libre de pecado es más feliz, y el humano, macho, hembra o entreverado, resulta menos controlable si no siente necesidad de contrición alguna. No lo sé. Quizás todo sea más simple y resulte que, además de unos reaccionarios, lo que de verdad son, sencillamente, es unos estrechos. Y unos aburridos. Con su pan se lo coman.

4 comentarios:

Spirit dijo...

Saludos a todos;

Esto de tener un escrito de Helios/ dejud es un lujo y a la vez una putada.

Lujo por que está escrito con acidez, coherencia, originalidad y sabiduría.

Putada por eso mismo; siento una mísera envidia al ver que no han salido de mi pluma. Me tengo que contentar con lanzar paridas a Elise Sutton. Pero bueno, eso no me ha impedido disfrutarlos.

Creo que hay un hilo común en los 8escritos; las ansias de libertad, la reivindicación de una sexualidad diferente en contra de las convenciones sociales, que a su vez devienen hipócritas y absurdas.

Sería incapaz de quedarme con ninguno. No obstante, si tuviera que elegir a la fuerza, quizás el que más me ha impactado es aquel que dice que ojo, una cosa es ser sumiso y otra gilipollas, que mordemos si nos dan motivo. Y me he acordado de muchas "amas", "amos" y demás gente de mal vivir que piensan que un sumiso/a es alguien que lo permite todo.

No sé. Quizás también me quedo con aquello de que el concepto del pecado es en verdad una estafa que nos vendieron. o de que la masturbación es buena por que libera el alma, al igual que la confesión. O de la parábola de que se es libre siendo esclavo. O sobre la hipocresía....

En fin; que me quedo con todos. Hay tiempo en esta vida para disfrutar de todo, si todo se hace en su justa medida.

Muchas gracias, Maestro, esta es tu cada para lo que quieras. Y el sábado cuelgo tu relato.

Un abrazo.

,,, dijo...

Lo mejor es vivir ,disfrutar plenamente y estos que no se atreven a nada allá penas con ellos que se lo pierden jej...
Todos somos libres de elegir, y los sumisos por su puesto, no son tontos,todo lo contrario...su fortaleza es bestial,y su capacidad de dar,entregarse y disfrutar a la véz es genial.
Un beso.

Frankie dijo...

Menudo pedazo de verbo florido y barroco se gasta tu maestro Helios. Menuda birra compartida tiene (y, por supuesto, tu también, Spirit, monstruo de los pantanos y Heredero de las Llaves).

Y menudo día se pegaría este hombre en el desfile que hacen por el barrio de Chueca, porque hay una reivindicación en uno de los escritos que lo recuerda al cien por cien, je, je...

Unicamente señalar que lo del pecado ahora se sustituye, quizá y en mi opinión, por algo más sutil.

Ahora te sueltan la mandanga de las "parafilias" y de las tontafilias, no ya en boca de sacerdotes y moralistas sino de psiquiatras y loqueros. Queda más técnico y utiliza una jerga mas impenetrable para porculizar mejor (y no de la manera que mola, precísamente)

Pero, eso sí, contra el pedazo de polvo pervertido y cerdote que pienso (y pensamos) pegar no hay quien pueda. Las fuerzas de la Naturaleza barren con las etiquetas.

Un abrazón a tí, a Zoe, a Helios por su verbo y a los queridos comentaristas varios. Hasta la próxima conexión.

Lilith dijo...

Yo creo que mientras las personas la pasen bien sin dañar a nadie, ni a si mismas no hay problema, hay gente que encuentra su felicidad en el celibato, la fidelidad, otras en el sexo salvaje, con desconocidos, etc, y otras en un punto medio. QUe cada quien elija pero con informacion suficiente, lejos de prejuicios, de manera objetiva y clara.

Coger no da cancer eso es cierto, pero si puede dar sida o papiloma, por eso creo que la libertad sexual se tiene que tomar con cierta responsabilidad. Diran que aguafiestas, pero por las cosas que he vivido y he visto pienso asi.