 Hubo un tiempo que estos mundos eran asociados exclusivamente a las clases pudientes, que eran quienes tenían cultura para saber que el sexo era más que el misionero con la luz apagada, y contactos y medios para realizar estas fantasías. Luego vino internet y democratizó el vicio este de los latigos, pero de vez en cuando alguna reminiscencia queda. Y una de ellas es que practicar estos juegos es difícil por que los aparatos para ello son caros. Craso error, como ahora demostraremos más allá de toda duda razonable.
 Hubo un tiempo que estos mundos eran asociados exclusivamente a las clases pudientes, que eran quienes tenían cultura para saber que el sexo era más que el misionero con la luz apagada, y contactos y medios para realizar estas fantasías. Luego vino internet y democratizó el vicio este de los latigos, pero de vez en cuando alguna reminiscencia queda. Y una de ellas es que practicar estos juegos es difícil por que los aparatos para ello son caros. Craso error, como ahora demostraremos más allá de toda duda razonable. 
Por que, claro, si queremos ir a una fiesta fetish puestos de largo y tal, con látigos de artesanía y vestidos de cuero importados de amsterdam, pues si, claro que cuestan una pasta. Pero si lo que queremos es jugar en nuestra casa (o en una habitación alquilada de un hotel de mala muerte) con quien nos apetece, pues no hace falta tanta parafernalia. 
 
Para empezar, el bondage. Si, podemos comprar en una sex shop unas esposas de policía o unos grilletes que sean canela fina. Pero también podemos atar al sumiso con la cuerda de la bata, con los pañuelos que utilizan las parejas vainillas para jugar, con unas medias usadas o con cuerda de la ferretería del barrio, de esa que te miden los metros estirando los brazos. También podemos atar con cinta aislante, como en plan secuestro de peli norteamericana, que tiene su morbo, y la cinta aislande la venden en cualquier tienda de los chinos a euro el kilo. O incluso mandar al sumiso diciendo, “estás atado”, sin más parafernalia, que es como me dijeron a mí en mi primera sesión amateur y yo pensé “qué cutrería” hasta que descubrí que tiene su aquel. ¿Y las cadenas? Pues cualquier coche tiene que tener unas cuantas, o multa al canto. 
Tema fetichismo, otro tanto por ciento. Personalmente, creo que Dios inventó las tiendas de los chinos para que los viciosos nos pudieramos poner a gusto. Y es que obtener unas botas altas con clavos por diez euros no me dirán ustedes que no es canela fina. Vale, no pasarán la prueba del algodón en la fiesta ferrero rocher de la preisleir, pero para jugar nosotros dan el pego que te cagas. Sé de más de una profesional o semi que las utiliza, así que algo tendrán. 
 
Y si queremos probar nuestro yo travestido, otro tanto de lo mismo. Por menos de 10 euros tienes unos vestidos para ir como una puta con pelos en las piernas que ni pintado. Y el maquillaje yo diría que si les compras botas más vestido te lo regalan. Así mismo, yo compré en una tienda de disfraces unos guantes largos de Gilda que quedan de femme fatal total por 2,17 euros, impuestos incluidos. Y ví gorras de militar por precios irrisorios. Es más; hay varias tiendas en Barcelona de ropa militar de segunda mano a las que tengo ganas de ir a ver qué puedo pillar. El problema es que, como en las películas, el dueño sea un viejo soldado loco y me pregunte que para qué quiero esa falda de la sección femenina de la ss. 
¿Máscaras? La misma tienda de disfraces tiene unas sobrantes de la verbena de fin de año que son tan sensuales como las que más. ¿Vendas en los ojos? El mismo pañuelo de atar (u otro diferente si se hacen las dos cosas a la vez). 
Y luego estamos que si la fusta, los látigos y las cosas del dolor. Vale, yo tengo un arsenal que no está nada mal, fruto del tiempo, los amigos, el esfuerzo y la pasta gansa que durante años se ha ido gastando por una parte y por la otra. Ya saben, aquello de “me regaló las esposas para San Valentín”. Pero en sí no es del todo necesario. Para empezar, los cepillos del pelo, las alpargatas, las toallas dobladas, los cinturones de vestir, las paletas de ping-pong, las ramas (finas) de los árboles y la propia mano pueden hacer una sesión de spanking de categoría. Y mira, yo tengo unos aparatos de tortura de pezones (una especie de prensadores) que nos regalaron y que costaron una pasta, pero que a día de hoy no sé cómo funcionan exactamente. Y lo cierto es que no hay cosa que torture más los pezones que las pinzas de la ropa de toda la vida, a poder ser de madera. Y lo mismo para huevos y polla. 

Los cacharros estos con ruedas que cortan la pizza son unos instrumentos de tortura cojonudos, doy fe de ello. Y me comentan que en el Decahlon o como se escriba, en la sección “deporte equino”, venden unas fustas para...er....para practicar la equitación, por supuesto, que no están nada mal ni de calidad ni de precio. No lo puedo afirmar por que tiendas de deportes y yo somos dos conceptos antagónicos, pero vamos, si yo fuera el gerente, sumaría la gente que practica la equitación y va a comprar a los grandes almacenes y la gente que tiene fantasías sexuales, y tengo claro que sólo pondrían un pasillo de esa sección lleno de fustas de todo tipo y condición con algún slogan tipo “practique la Doma para todo tipo de animales”. 
¿Más dolor? Bueno, hay gente que va a un restaurante chino y pide palillos. ¿Para comer? Por supuesto que no, que eso es muy difícil. Pero si cogemos los palillos y los unimos con gomas de pollo a los extremos tenemos unos prensadores de pezones de primer nivel. Y oye, con las mismas gomas de pollo hacemos unas ataduras en la polla que no se las salta un gitano, que dirían en los tiempos de antes de la corrección política. 
Y sí, las mordazas de bola son cojonudas, a ver quién se va a resistir a eso, pero oye, anda que no he llorado yo para que se me amordace (cosa, por otra parte, difícil, dado lo mucho que hablo) con la ropa interior sucia. Y sip, tengo una mordaza de bola preciosísima, pero que no da el mismo morbo enfermo. 
La momificación, aunque sea en plan ligh (por que hacerla de forma completa es peligroso y hay que saber, ya que puede deshidratar el sumiso y tal y tampoco es plan), es lo más barato del mundo...basta con comprar en cualquier caprabo un rollo de papel de éste de celofán y luego dar un par de vueltas al sumiso con él. Aunque no se haga de forma completa, la sensación de estar inmóvil es genial. 
Para juegos de calor, la ceniza de un cigarro. Para juegos de frío, cubitos de hielo. Las velas, con su cera caliente, valen centimos y ná en las tiendas estas de los hippyes, y encima pueden ser aromáticas (con olor a vainilla, a porro, etc...).Para juegos de humillación, aparte de que los insultos e improperios son gratis, también nos sirven los cuencos de perro comprados en los chinos. Y con el palo de la escoba, aparte de hacer un algo bestia consolador (esto es broma, no lo hagáis), podemos poner los brazos en cruz y atarlos a los estremos como cepo. Los retuladores carioca, para escribir en el cuerpo mensajes de humillación y pertenencia que luego, ejem, ejem, casualidades de la vida, se borran con el agua. Y, por cierto, ahora recuerdo que en mi etapa de ir con profesionales, una de ellas, de las que cobraba 15,000 de las antiguas pesetas por hora, me ató a un perchero que tenía clavado en la pared. Inicialmente pensé que dado que no era de las baratas podría tener algo de atrezzo, pero doy fe de que en su momento me sentí plenamente clavado. Un plumero, de nuestros proveedores y sin embargo amigos los chinos, aprovechando que ya nos conocen, que haga cosquillas o cause esa sensación de gallina en la piel, para jugar con el sumiso/a atado/a, también es genial. 
Los collares...quién no ha ido al “Mr. Guau” y ha dicho: “déme un collar de perro para...er....mi perro, que tiene de cuello más o menos lo mismo que yo, pero, por supuesto...er...no es para mí, si no para...er...mi perro, o el perro de un amigo ” Y collares hay de muchas clases, pero por menos de 20 euros ya tienes uno apañao. Y si no, oye, pues cogemos el cinturón de los pantalones y tenemos collar y correa al menos para el momento, que atando la hebilla al cuello queda que ni pintado. 

Me sé yo de un capullo que tiene una caseta de perro, perfectamente montada gracias a un super ayudante mañoso y cojonudo (ejem, ejem) comprada en el IKEA por cuatro chavos. El capullo, no obstante, no tiene perro. Pero si vemos la forma de la caseta, vemos que se asemeja bastante a un potro de tortura, y basta con que el desgraciado se ponga encima del techo para hacer tal efecto. Con unos apaños incluso podemos tener donde atar. Qué cosas tiene la vida, no? Aunque bueno, yo en mi primera sesión con un hombre, que algún día contaré, tuve la grata experiencia de ser atado a la mesa de su comedor con cuerda de ferretería. No creo que haya mejor potro que ese, la verdad. 4 patas, una para atar cada extremidad. 
En cosas de strapones y tal sí que soy un poco más tiquismiquis, que tampoco es cuestión de meterte un pepino de la huerta del tío Paco por ahí. Pero es cierto que en cualquier sex shop tema de strapones y vibradores suelen estar bien de precio, por que es lo que tienen más salida. Si queremos un arnés consolador o un strapon de fibra de vidirio, eso ya es otro cantar, pero oye, empezemos primero por una cosa, no? 
Y es que, además, Roma no se hizo en un día. Tampoco se han de tener los arsenales bdsm ya, que luego la relación se rompe y a ver quién amortiza la pasta (siempre pensando en el amor). Esto es cuestión de empezar poco a poco, ir haciendo, ir jugando con estos aparatos caseros que hemos ido comentando, luego ir buscando un día más o menos especial y comprar algo más en condiciones, luego ir acumulando, etc...y así, sin comerlo ni beberlo, al poco seguro que cualquier pareja tiene ya un maletín algo pesado con mercancía que transportar. 
Además, una vez que estás metido en estos mundos es sorprendente ver como siempre se conoce a alguien que por afición se dedica a construir algunos artilugios, como látigos tipo gato que hacen en plan manualidades, por lo que enseguida la red de contactos hace que alguna cosa fina y de artesanía a buen precio puedas conseguir. Aprovecho para hacer algo de publicidad, aunque no cobro comisión. Alguna que otra vez he hablado de mi colega AMO/ Carlos/ Bitelchus. Pues resulta que el hombre tiene como afición hacer látigos y gatos en plan manualidades, y la verdad es que se lo curra y le salen bien. Si alguien tiene interés, paso aquí su e-mail y él os informará, de forma totalmente anómina y confidencial; 
terratt46@hotmail.com. Decidle que venís de parte del blog de Spirit y os hará buen precio, o si no ya sabe que le volveré a escupir en la cerveza. (Por cierto; las fotos de utensilios son de él).
Pues creo que ejemplos e ideas he dado unas cuantas. 
 
 Quien no lo practica es por que no quiere o no tiene con quien, pero no por que no tenga juguetes. ¿Qué conclusión sacamos con todo ello? Que lo importante es la imaginación y las ganas de jugar a una fantasía. Todo lo demás no deja de ser unos medios para un fin. Pero es el fin lo que importa. Y los medios, como vemos, los podemos suplir con ilusión e imaginación. O incluso tenerlos por cuatro duros. Que sí, que no digo que no mole un gato de terciopelo o un vestido de blanco satén, o un CB-2000 traído de Norteamérica por barco previo pago en internet. Digo que simplemente no es necesario. 
Un apunte capullo...quién dijo que la imaginación al poder? Nunca hubo imaginación en el poder. Sumis del mundo, pedid, llorad, suplicad, sugerid...a veces hay que ayudar a los Doms, que no dan más de si...(ejem, ejem).
Y, por último, recordar que hay una serie de cosas que son totalmente gratis e igual de gratas. Por supuesto, escupitajos, bofetadas, mandar lamer los pies, el facesitting, la lluvia, etc...son gratis. Mandar poner al sumiso de cara a la pared aguantando un garbanzo con la punta de la nariz también es gratis. Pero, aparte de esto, yo me refería a otras cosas: 
Los besos, las caricias, los mordiscos, los tocamientos, el sentir de la piel, el olor a sexo y el devorarse como si fuera el último día de nuestras vidas también es gratis. Y también es bdsm.
Así que, ala, ya sabéis, no tenéis excusa. Mientras practicáis sexo compulsivo con todas estas cosas, recordad que el viernes que viene hay de nuevo post. Hasta entonces tengan cuidado ahí fuera y sean buenos o malos en su justa medida.