lunes, 18 de julio de 2022

DIVAGANDO SOBRE LOS CASTIGOS, PARÁNDONOS EN "EL SILENCIO"

En los albores del blog hice este escrito. No lo busquen; no tiene prácticamente nada que ver. El fondo es el mismo, pero la edad y la vida me han hecho empeorar los chascarrillos a cambio de expandir las visiones. 

Por contarlo un poco todo, una visión parecida del mismo se publicó en el Magazine BdsmHoy hace algo más de un año. Tampoco lo busquen; ha sido eliminado por sus responsables, junto con todas mis aportaciones en esa página. 

Parece un escrito maldito, algo así como "el informe que el Inda del bdsm no quiere que leas" o similar. Pero en verdad es una chorrada llena de cosas de Perogrullo Primero, "el Sabio". ¿Por qué incidir en ellas? Porque mientras el mundo siga girando siempre será nuevo para alguien. 



Pero, sobre todo, porque creo que con los "castigos" se demuestra en toda su crudeza la verticalidad/ asimetría de las relaciones bdsm. Y eso puede ser bien, que para eso hemos venido, o puede ser mal, si se lleva a donde no se debe de llevar. Es decir; es una de las partes que más daño emocional puede hacer. Por eso vamos a poner las tintas en un "castigo" llamado "el silencio". ¿Me siguen en esta triste historia? No será tan triste porque salen tetas. 

Al turrón;

Vamos a exponer los "castigos" como algo sentido y vamos a obviarlos como excusa para el juego/ placer. Es decir; que estás con el órgano a 120 grados y te dice tu D "has sido mal@" mientras se palma la mano con la fusta y ya estamos salibando cual Niágara. Eso ser bien, pero vamos a mirarlos desde una perspectiva en una relación con componente D/s y sentida. 

Empecemos por lo básico; los castigos, como todo en el bdsm, son (o deberían ser) algo CONSENSUADO. ¿Consensuado un castigo, Spirit? Vaya contradicción, ¿no? Pues tiene toda la lógica del mundo, dentro de la lógica ilógica del mundo bdsm. 

Recordemos siempre; con un NO del sumis@ el mundo del Am@ se paraliza. Si no, no es bdsm. Por lo tanto, los castigos se ACEPTAN. Si yo atraco un banco y la poli me atrapa, iré al trullo quiera o no. Pero si una D me somete a un castigo, no hay poder legislativo, ejecutivo y judicial que obligue a nada. Ya se que le quita un poco de morbo, pero es el mundo exterior, amigos. No viene la policía del bdsm a meternos en la prisión. Como mucho, pueden hacer un hilo en twitter diciendo lo mal sumisos que somos o similar. 

Eso por una parte.

Por otra, en el bdsm se pactan unos límites. Como decía mi Maestro, lo que a las dos partes les gusta, estupendo. Lo que una parte no le gusta, pero lo tolera, entra dentro de juego también. Lo que al menos a una de las partes le repugna, no puede con ello, no entra dentro del juego. O lo que es lo mismo; un castigo NO PUEDE TRASPASAR nunca los límites pactados. Ni puede ser contraproducente para la relación. 

Y aquí es donde nos vamos a detener un poquito para hablar de "el silencio".



El silencio es una especie de "castigo" al que yo le tengo una especial manía y, por lo que veo, no soy el único. Con razón. Consiste, como su propio nombre indica, en...el silencio. Ante un supuesto fallo de la parte s, la parte D decide no hablar, prohibir todo contacto. El objetivo es generar culpa y ansiedad en la parte s, impedirle a acceder a algo que le es grato y sentido, con el fin de que luego vuelva más dócil. "No me hables, no me llames, no me escribas, ya te diré yo cuando lo puedes hacer". Y cuando te deja volver a hacerlo, hay una incertidumbre constante de qué decir, qué hacer....por si se vuelve a sufrir, a fallar. 

Y es que aunque hemos dicho que no hay poder legislativo, ejecutivo o judicial capaz de imponer un castigo bdsm, sí que hay otro tipo de poder que hace que éstos sean sentidos, reales y tengan valor; el propio de la relación. En toda relación bdsm, sea del tipo que sea, y más si es romántica, y al cuadrado si tiene componente D/s, se crea una "dependencia". Dependencia de lo que es grato, te importa, vives, necesitas, quieres, amas, disfrutas. 

Que un@ D se aproveche de ese vínculo para imponer el silencio significa dos cosas que, como siempre, se pueden resumir en tres. Primera, que si lo impone no siente las mismas ganas de verte, hablar, sentir. Segunda, que es alguien inmadur@ o cuanto menos peligroso, ya que entre adultos las cosas se hablan. Si algo hace sentir mal a la otra parte no vale la pena, rompemos la cuarta pared, paramos, dejamos la verticalidad para hablar de lo que está mal y cómo solucionarlo, no huimos en pataletas de niños chicos. Y tercera que si alguien sabe que algo te hace daño y lo hace igual, es una red flag como una catedral gótica. Esa persona no te quiere, te quiere manipular. Esa persona te quiere hacer sufrir, no disfrutar. Huye.

Dicho ésto y expuesto los límites, en realidad el tema de los "castigos" forman parte de la lógica ilógica del bdsm y bien llevados tienen su función. 

No soy partidario de los castigos por motivos aleatorios o directamente absurdos. Pienso que un castigo ha de ser algo “sentido”.

Volvemos a meternos de nuevo en la lógica ilógica del bdsm. Yo pertenezco a una persona. A ésta persona me entrego. Si la he fallado, por lo que sea, éste Dom me castiga. Pero me castiga como un padre castiga a un niño, con dolor. Para que aprenda. Y, a la vez, si yo he fallado, y lo importante para mí es la complaciencia y la pertenencia y la entrega y tal, pues es lógico que acepte este castigo con dolor también. Y, aunque sea algo que se haga habitualmente (por ejemplo, diez azotes) en nuestras mentes y percepciones esos azotes no se perciben igual.

Muy dogmático me está saliendo el tocho, tendré que hacer luego BEDESEMENIADAS por un tubo para compensar. No obstante lo anterior, insisto, una cosa es este "dolor" en el rol, y otra el "sentirse mal" en la relación. Los castigos POTENCIAN la relación bdsm, no la destruyen. Si sentimos que nos hacen sentir mal y se inclina más hacia esto último, rompemos la cuarta pared, lo hablamos, paramos. Vuelve a entrar el mundo "exterior". 

Pero el tema da para más. O al menos yo me enrollo cual persiana, no sé. 



Recuerdo un escrito de Elise Suton que tenía cierto interés y establecía la diferencia entre adoctrinamiento y castigo. Esta Señora ya permanece perdida en la noche de los tiempos, pero en su momento era un referente que tenía bastante predicamiento.  Se pasaba el consenso por ahí, con ciertos tintes un tanto turbios, pero como prueba de que incluso el libro más nefasto tiene una linea bien escrita, vamos a exponer lo básico que recuerdo;

El resumen vendría a ser que cuando el Dominante enseña al sumiso lo está “adoctrinando”. Estas enseñanzas pueden ser sobre comportamientos, gustos, actos, obligaciones, etc....Si el sumiso/a no asimila estas enseñanzas, bien por incompetencia, bien por desidia, al Dominante le corresponde aplicar un “castigo”. Pero no son lo mismo ni son iguales. Igual muchos lo tenemos claro, pero cuando empiezas en este mundo a veces es difícil ver estas sutiles diferencias.

Y, lo dicho, ese castigo se ha de percibir como que tiene un propósito. El propósito de corregir, y el propósito de demostrar el poder del Dominante sobre el otro/a.

Mientras a las partes les funcionen, todo correcto, por supuesto. Pero hay un último apunte un poco más delicado.

El bdsm, en su parte D/s, tiene una gran carga mental. Y, por ello, corremos el riesgo de herir suceptibilidades. Y claro, tampoco es plan de joder a nadie con algo que es, o debería ser, grato. Si entramos en los castigos, entramos también en temas de autoestimas, por que a nadie nos gusta que nos digan que hacemos algo mal, o que nos consideren inútiles o cualesquiera otra cosa. Así que, de entrada, yo advertiría que al entrar en ese terreno se sepa bien dónde pisar. De nuevo lo dicho; si hunde la autoestima, de nuevo huída como de la peste. 

Pues creo que más o menos esto es lo que quería decir. No hay muchas paridas y no salen tetas, pero bueno, de tanto en tanto hay que "dogmatizar" un poco. Dentro de mis parámetros, claro.

Tengan cuidado ahí fuera.

Spirit

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tetas si salen, en la foto.
Gran escrito y buenos consejos, no siempre hay que adornar de chascarrillos las verdades para que no nos tachen de dogmáticos querido.
K.

Megan. dijo...

Buen post. Leerte me da paso a reflexionar sobre lo que he vivido estos años desde el lado sum. Siempre me consideré una mierda de sumisa, encorsetada en un lugar que tal vez no iba con mi verdadera naturaleza. Sin embargo lo estuve haciendo bien todo el tiempo, al menos mi parte, fue el Dom quien no estaba a la altura y aun así no lo cuestioné. Yo solo tenia experiencia como lo que soy, una mujer dominante que quiso experimentar dejarse llevar.
Al final todo se limita a eso que mencionas, tener las ideas claras y si algo nos huele a chamusquina apartarnos. Más en estos tiempos que corren y con las nuevas tecnologías donde l@s licenciad@s en la cultura BDSM se multiplican como los champiñones a la sombra. Obligando a tener que llevar una criba exhaustiva junto al bolso de juguetes.
Un saludo.

Silvia dijo...

El silencio es necesario. Estar solo, en silencio, con la única compañía de un buen libro es algo que trasciende lo divino, inenarrable. El dominante que necesita al sumiso; el sumiso que se siente incomprendido por la actuación del dominante; el dominante que dice ser a ratos "mierda de sumiso"; el sumiso que huye del dominante; el dominante que le da pereza dominar; el sumiso que detesta su rol... y a todo esto el amigo vainilla que no entiende nada, que está sobrepasado... no sabe ni por dónde le llueve... en estos casos me refugio en el silencio. Mi silencio y su silencio. Nuestros silencios. Cuánta belleza se halla en el silencio. El silencio es la mayor muestra de respeto, nunca un castigo. Cuando todo es caótico; silencio por favor.

No utilizo lenguaje inclusivo. Entiendo que la forma masculina recoge también al género femenino. Va implícito.