Sí, ya sé que no estoy mucho por este blog, pero es que tengo cosas. No me olvido; es la niña de mis ojos y el bastión de mi prestigio. Así que de tanto en tanto saco tiempo para poder explayarme más.
Hoy vamos a hacer de críticos televisivos. Bueno...críticos no, exactamente. Vamos a hablar de una serie de la tele, aunque ya no hay series en la tele, sino en las plataformas de internet y tal.
La cosa es que me topé con una dramedia (ya saben; mitad drama, mitad comedia), llamada DYING FOR SEX, protagonizada por MICHELLE WILLIANS, de 8 capítulos de una media hora escasa de duración. Aquí se puede ver en DISNEY PLUS, este es no es el canal Disney de tus padres. La trama, basada en una historia real, gira al entorno de una mujer a la cual diagnostican un cáncer terminal. Así que decide pasar lo que le quede de vida útil disfrutando del sexo, algo que nunca ha podido hacer. Deja marido y con la complicidad de una amiga se dedica a buscar rolletes por internet, experimentar y living la vida loca que, total, es lo que nos vamos a llevar.
Hasta aquí la premisa tiene su aquel. La serie ha recibido por lo general buenas críticas por el modo no sentimentaloide de abordar una situación así, por la credibilidad de sus actuaciones, por lo conciso y afiliado de sus argumentos y diálogos y patatín patatán. ¿Nos importa? Una puta mierda.
Si vamos a hablar de ella en este espacio es porque aborda el bdsm y, en joder, mal rayo me parta/ en acabando esta carta/ que lo aborda y lo hace bien.
INCISO UNO; Hay spóilers a cascoporro. No tienen importancia, porque ya sabes que la protagonista va a morir desde el título de la serie.
INCISO DOS; Aunque hay alguna escena subida de tono, que nadie se espere ver ver tetas y culos para pajotes hasta que nos salgan callos. Todo es sugerido, con buen gusto.
Y AHORA VAMOS A HACER UN INCISO DE VERDAD: Que este espacio esté a medio gas (sólo dos post en lo que llevamos de año? Joder...con lo que yo he sido), no significa que de asuntos falta murió la lira. Tengo en mente al menos dos temas que cuando no esté siendo torturado en un sótano por mi Señora me gustaría abordar.
Uno es ese nefasto vídeo que ha ido circulando de una tipa "findom/finfet/finfanfun" que, entre chascarrillos con el presentador, presumía de haber dejado sin regalo de Navidad a la hija de su sumiso para tener ella el dinero destinado a tal. Si es que yo me quiero portar, pero me lo ponen a huevo. ¿Es culpable ella de este acto o lo es el sumiso? ¿Esto es finfet o ludopatía? ¿Es real? ¿Todos los que me llaman miserable por criticar cosas así están de acuerdo, eh EX, Piratas, Jack, Lila, Diana? Bueno, ya lo hablaremos.
Otro es sobre los MUNDOS DE GREY, a raíz de una conversación con la amiga Karlota. ¿Hicieron bien, mal o medio pensionista al bsdm? ¿Es lo mejor que le ha pasado a estos mundos o lo puto peor? Spoiler; no lo tengo claro. Lograron que entrara mucha gente, se perdió la tara de lo turbio. Pero también los devaluó. Lo dicho, ya hablaremos.
¿Por qué he hecho este inciso? Por que ambos temas tienen en común lo mismo, que además es algo que aquí llevamos 18 años defendiendo; el cómo se transmiten estos mundos. Que se vean naturales, no de frikis ni de fracasados ni turbios ni de psicópatas. Que si tienes que explicar un fetiche ante un público generalista, que no es que no esté en segundo curso, es que no se ha matriculado siquiera, no puedes transmitirlo representado por una psicópata que priva a una hija del regalo de un padre, o de alguien que dice que sólo hay 75 Amas en el mundo y todas viven en el castillo de la Reina Patricia, o, como en nuestros nada añorados tiempos de Pepe Navarro, presentar a una Charo que presume de castrar a sus sumisos para que no hagan ruido.
Y volvemos a la serie.
La serie en eso es ejemplar. A partir del tercer episodio, la protagonista conoce a alguien que conoce a alguien y su gente se pone en contacto con su gente y va a un club bdsm clandestino e ilegal.
En realidad es más natural; la terapeuta que le lleva para aceptar su inmitente muerte entre horribles sufrimientos lleva un collar, discreto, de cuero. La protagonista se percata y le pregunta qué es eso. La terapeuta le explica que le gusta cierto rollo de bondage y tal y le invita a ir un día con ella al MIAU de esa ciudad. La protagonista y la amiga van y ven como atan a una chica en una performance. La protagonista siente algo y quiere probar, así que queda con la maestra de ceremonias de esa velada, que no es una Mademe oscura y misteriosa sino la dependienta de una tapiciería. La maestra le dice y le hace cosas. Luego la protagonista se mete en fet y conoce a gente del tema. Y también va probando. Pero en verdad hay un vecino al que le va el rollo y se percata de ello. Con ese vecino, entre recáida del cáncer y recaída en el hospital, tendrá una aventura que le llevará al orgasmo que nunca pudo tener. Y luego muere de cáncer, como ya sabíamos desde el minuto uno de la serie, pero feliz.
La serie la tenéis que ver, que así explicado a palo seco reconozco que no queda lo que yo quiero transmitir.
Lo que yo quiero transmitir, y creo que la serie, es que estos mundos se presentan con naturalidad; nada de misticismo ni mierdas. Que esto es algo guay, es sexualidad libre y bonita. Todo es consentido y consensuado, no siempre se está en rol. Que, como en el sexo "convencional", puede haber malos polvos, pero cuando los hay buenos son geniales.
Y cuanto antecede se demuestra en los hechos naturales; cuando la protagonista queda con gente del tema para tener un encuentro ya hablan de limites, de qué sí y de qué no, de cuál es tu rollo, este es el mío, de tú a tú. Y luego juegan pero después de jugar se zampan media nevera por que el subidón o la bajada da hambre y hay que hincharse a patatas fritas.
Que ella se pone de parafernalia la primera vez unas medias de mercadillo y una faja de los chinos a juego con su bastón de andar. Que tiene un rollete con alguien que hace de pet play- perro, pero incluso eso es natural sin juzgar ni crear el estereotipo de tarado, aunque hay algún momento cómico sobre eso que creo no va con el tono general. En fin; que trata de una mujer "normal", aunque sea tan guapa como MIchalle Willians, haciendo cosas con gente normal. No hay escabrosidad, ni esperpento.
Pero, sobre todo, va de aceptación. De sentir, de descubrirse. De cómo es necesario que tengamos una experiencia cercana a la muerte para valorar el vivir. Para descubrir lo que somos, lo que importa. Lo que necesitamos, lo que nos gusta. De cómo estamos atrapados en la convencionalidad y esta se resquebraja.
La relación que tiene con el vecino no es romántica. Creo, la verdad es que no lo tengo claro. Va más allá de lo físico, siendo de alguna forma física también. Pero la imagen de éste entregándose en el hospital, dándole placer simplemente por estar a su disposición, y la protagonista teniendo por fin un orgasmo me parece preciosa.
En fin; no doy más la turra. Si pueden, échenle un vistazo, no se arrepentirán. Y si lo hacen, no devolvemos el dinero.
Esperemos no tardar tanto en volver por estos lares. Que el post sobre la chica que negaba los regalos a las hijas de sus sumisos en el palacio de las corrientes de aire vale la pena abordarlo. Mientras tanto, ya saben; tengan cuidado ahí fuera.
Spirit de Amanecer.