jueves, 29 de julio de 2021

FIRMA INVITADA: RELATO DE MISTRESS ALEXIA/ SLUT OF ALEXIA.

Hablando un poco de todo, preguntaba la Dómina y sin embargo amiga Mistress Alexia si sabía alguna plataforma donde colgar un relato muy chulo que había escrito, inspirado en una experiencia de su esclavo slut of Alexia. Seguro que hay tropecientas, pero...¿para qué buscar si tengo yo un blog muy chulo, cuyas visitas, dicho sea de paso, se han disparado hasta la estratosfera estos últimos meses? Además, en la variedad está el gusto, y aquí somos mucho de hablar de si son galgos o podencos, o el sexo de los ángeles, todos bdsm, y apenas hay cosas eréctiles o humedeizantes que nos llenen las noches de insomnio. Este es el tipo de post que me gusta; los que apenas tengo que currar y se reducen a un copia y pega. Así que, en un win to win, les copio  y pego con orgullo dicho relato. Que lo disfruten. Y si no (que lo dudo) ya saben...no devolvemos el dinero. 

Con la venía;

Este relato está inspirado en una experiencia de mi esclavo slut_of_Alexia, con los datos que me proporcionó y el material gráfico de que dispongo. La realidad se mezcla con la ficción. Espero que lo disfrutéis.


           EL PRÉSTAMO


Dómina Lisbeth, Mistress Andrea y Mistress Susan llegaron sobre las 20:00 a casa, acompañadas por dos hombres, las parejas de Dómina Lisbeth y Mistress Andrea.


Nada más cerrar la puerta, me arrodillé para besar los pies de las Señoras tal y como mi Dueña me ha enseñado.


- Besa los pies de nuestras parejas, ellos son superiores a ti, es algo que no tendría ni que sugerirte-. Dijo Dómina Lisbeth . 


Así lo hice. ¡¡Qué humillante fue!!, pero bajo ningún concepto quería enfurecer a mi Señora. Sus órdenes habían sido muy claras: 'Obedece absolutamente en todo lo que te ordenen, si no lo haces desearás no haber nacido' 


Las acompañé al salón y se sentaron en el sofá. 


- lola, ve y cambiate - me ordenó Dómina Lisbeth -. No te demores, queremos tomar algo.


- Sí, Señora - contesté sumisamente. Una de las cosas que más les divertía era mi uniforme de asistenta de pvc negro. Era corto, muy corto… 


Fui a mi habitación a cambiarme rápidamente. En ese momento aproveché  para enviarle una nota de voz a mi Señora informando de la llegada de sus amigas.


Una vez lista, me presenté en el salón e hice una reverencia. Noté miradas risueñas entre la audiencia. 


- A ver, acércate -. me dijo Mistress Andrea.


Obedecí mientras una sensación de pavor se apoderaba de mí.


- Qué bien depilada - dijo Mistress  a Andrea cariciándome una pierna.


- Mmmmm - dijo Mistress Susan tocándome la otra.


En ese momento, me sentí una presa, lista para ser devorada.


- Anda, ve a por nuestras bebidas - me dijo Mistress Andrea dándome un cachete en el culo.


- Sí, Señora - contesté.


Fui a la cocina y preparé lo que me habían pedido. Dos Jack Daniels con cola-cola y tres mojitos. Empezaba la fiesta… 


Serví las bebidas y Mistress Susan, que venía sin compañía masculina, me usó de reposapiés. Así estuve un buen rato. Ellas estuvieron conversando distendidamente. Mi posición me impedía ver nada pero empecé a escuchar besos y leves gemidos.


- Mmm… Susan, querida. ¿Me dejas a lola un momento? - le dijo Dómina Lisbeth  a Mistress Susan.


- Claro - dijo Ella retirando sus piernas de mi espalda.


- Ven aquí, lola. 


- Sí, Señora - contesté gateando hasta Ella.


- Necesito que hagas una cosa por mí - me dijo con sonrisa perversa -. Necesito que me prepares esta polla porque quiero follar.


Me quedé blanca.


- Yo, al igual que mis amigas, soy una Diosa y las Diosas no chupamos pollas. ¿Verdad, chicas?


Mistress Susan y Mistress Andrea  asintieron.


- Es por ello que vas a ser tú la que se la chupes por mí - me dijo muy sonriente.


Mi cara se convirtió en un poema. 


- ¿Por qué pones esa cara? - dijo Dómina Lisbeth -. Alégrate de ser útil. Estás contribuyendo a mi futuro orgasmo, eso es un honor.


- ¡Oh! Sí, Señora - había sido derrotado con una simple frase, no tenía opción.


- Vamos zorra, no tengo todo el día. La quiero bien dura - me instó más seriamente con un chasquido.


Tras hacer un acopio de valentía, procedí. Me alcé, bajé el pantalón, saqué el miembro y comencé a chupar.


- Así se hace- dijo Dómina Lisbeth  satisfecha.


Noté la mano de Mistress Andrea que me empujaba hacia abajo.


- Qué puta eres, lola Jajajaja. 


Tras un par de minutos, que me parecieron una eternidad, conseguí mi objetivo. No sé si fue por mi labor o por las caricias y besos que recibía de Dómina Lisbeth.


En ese momento, me di cuenta que Mistress Susan lo había grabado todo con su móvil.


- Es para tu Señora - me explicó -. Le va a encantar.


- ¿Ya está lista? - me preguntó Dómina Lisbeth sin darme tiempo a asimilar que me habían grabado.


- Sí, Señora - contesté sumisamente.


Dómina Lisbeth  se levantó.


- Retírame la ropa interior - me ordenó -. Voy a disfrutar. 


- Oh Sí, Señora - dije humillado.


Con sumo cuidado, le retiré sus braguitas.


Dómina Lisbeth se retiró a una habitación y no se hicieron esperar los gemidos de placer… 


- Ejem… Era Mistress Andrea que reclamaba mi atención.


- ¿A mí no me atiendes? - me dijo con rostro molesto mientras llevaba su mano a la entrepierna de su pareja.


- Oh... Sí, Señora….


A gatas, me acerqué hasta su pareja y procedí. 


Mistress Susan volvió a grabarlo todo.


- Hasta el fondo, puta - me instó.


- Sí, hasta el fondo - dijo Mistress Andrea.


Lo intenté pero su miembro era bastante grande y me producía arcadas.


- Anda, quita. Que no sirves para nada - me dijo Mistress Andrea quitándome. Ella no se molestó en retirarse a una habitación. Allí mismo se colocó encima de él y… no es necesario especificar el resto. 


Fue un momento bastante incómodo. Me sentía fuera de lugar. Agaché la cabeza en señal de respeto y me quedé inmóvil. 


- ¿Tienes envidia, puta? - me preguntó Mistress Susan acercándose con móvil en mano.


- ¿Eh? ¿Por qué lo pregunta?. En ese momento temí lo peor. Visualicé a Mistress Susan con uno de esos enormes dildos que tanto gustaba de usar. 


- ¿cuánto hace que no eyaculas? - insistió.


- Más de un mes - contesté humillado -. Un mes, tres semanas y dos días.


- ¡Mmm! ¡Cómo me pone! - me dijo Mistress Susan -. Pues yo no hay día que no tenga orgasmos... Hay días que hasta tres veces... ¿Cómo te hace sentir eso?


Realmente se estaba divirtiendo torturándome con sus palabras. 


- Me alegro por Usted, Mistress. 


- No mientas, puta. Seguro que me envidias por dentro - me dijo acercándome el móvil más aún.


- ¡lola! - gritó Dómina Lisbeth  -. Ven, aquí tienes más trabajo.


Acudí a la habitación pero no sabía cual era mi cometido en ese momento. Imagino que mi delataba mi ineptitud. 


- ¡Que se la chupes, tienes que dejársela reluciente!


- ¡Sí, Señora! - contesté.


Mistress Susan me miró con su sonrisa perversa.


- Eso es - dijo Dómina Lisbeth satisfecha.


Para mi sorpresa, porque no me lo esperaba, eyaculó en mi boca. ¡Qué asqueroso!


Mistress Susan me ordenó abrir la boca. Obedecí mostrando el contenido, puesto que no me apetecía tragarlo.


- Jajajaja - se reía mientras continuaba grabando-. ¡Trágatelo!



- ¡Vamos! ¿A qué esperas? - me instó Mistress Susan. 


Y vaya si me lo tragué…


- Eso es - dijo satisfecha -. Como una buena puta.


Después de eso, Mistress Andrea, que también había acabado, me ordenó preparar otra ronda de bebidas. 

Mientras charlaban, me mantuve al lado de Mistress Andrea, que no paró de acariciar mis piernas. 

-¡Qué ganas de follarte! Tienes suerte de que tu Señora esta vez ha querido dejar tu culo en reposo-. Me dijo. 


Se marcharon sobre las diez de la noche. 


- Nos vamos, puta - dijo Mistress Susan -. Espero que te hayas alegrado de nuestra visita.


- Sí, Señora, eternamente agradecido por la atención recibida- contesté sumisamente.


- Creo que el próximo día no saldrás tan bien parada. ¿Verdad, chicas?


- Desde luego ¡Ja ja ja! - dijo Dómina Lisbeth. 


Esas fueron sus últimas palabras. Besé los pies de todos los asistentes y se marcharon. 


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