Este apéndice está un poco metido con
calzador, porque la idea era hacer unos comentarios sobre los anuncios que
circulan por internet y ya está, que no es poco. Pero mientras estaba en el
tema me estaba acordando de mis tiempos donde sí que los miraba no por afán
investigador, si no para ir como cliente, y no me he podido resistir a hacer un
comparativo o cuanto menos soltar un tocho con algunas impresiones.
Vamos a ello;
En primer lugar, diré que de eso hace ya cierto tiempo, unos trece o catorce años o
más. Tanto que no existía internet y lo que se hacía era coger el periódico e
ir a la sección de contactos y relax.
Hoy en día la mayoría de periódicos apenas
tienen anuncios de contactos. Unos porque como la prensa escrita está como está
pues las anunciantes prefieren hacerlo por internet, que suele ser gratis y
tiene más difusión. Otros porque por esas cosas de lo políticamente correcto
ven mal publicar anuncios de prostitutas, (pero sí de angelicales bancos, por
ejemplo). No voy a entrar en ese debate, diré que a mí personalmente me parece
una gilipollez esta postura y totalmente
hipócrita.
En fin, lo dicho, que en mis tiempos yo me
compraba EL PERIODICO DEL PSC…DIGO, DE
CATALUÑA o LA VANGUARDIA y allá venían unas tres páginas enteras de anuncios en
pequeñito en dicha sección. Había, evidentemente, que seleccionar los que
ofrecían un servicio de sado. Yo, el primer
paso que hacía era marcar con un círculo los anuncios que ofrecían ese
servicio.
La primera desventaja es evidente; leer tres
páginas de anuncios pequeñitos, por muy de putas que sean, para seleccionar lo
que te interesa era un puto coñazo. Ahora, entras en cualquier página, pones el
filtro con la palabra “ama” o “sado” para buscar y ya vas a lo que te interesa.
Ignoro la tarifa de los anuncios en prensa. Supongo
que cobrarán/ cobrarían por palabras (aparte de si está destacado con letra más
grande, marco, etc..). Evidente, había desde “AMA PEPA, TEL.XXX XXX” hasta
“ESCLAVO, TE ORDENO QUE LLAMES A AMA PEPA, Y TE TORTURARÉ EN MI MAZMORRA Y BLA
BLA BLA, TEL.XXXX”, dependiendo del desembolso que la tal Ama Pepa pudiera o
quisiera hacer.
Ahora, en internet, el espacio es libre y no
hay tarifa o límite por palabras. Ya depende de la creatividad de quien lo
ponga. No obstante, hay quien simplemente pone AMA PEPA. TEL. TAL y hay verdaderas
literatas de parrafadas diciendo lo que hace o deja de hacer. ¿Es eso
importante?
Hombre, yo lo comento porque aquellos
anuncios más descriptivos o más imaginativos los ponía con un círculo y una
cruz, con visa a llamarlos los primeros.
Lo más obvio, evidentemente, es que por aquel
entonces no había foto. Como mucho, alguna se describía diciendo “soy
rellenita, rubia, etc…” y ya te lo podías creer o imaginar. Ahora, en todo
anuncio hay la correspondiente foto (normalmente con el rostro cubierto o pixelado).
Es más; me consta que los anuncios que no tienen foto son vilmente ignorados
por la sencilla razón de que si no se pone, por algo será. Otra cosa es que la
foto sea cogida de internet o con más trucaje que las de Letizia, pero bueno,
algo es. Yo he visto a Lady Sidonia, la dominatrix que tienen ustedes al lado,
como foto reclamo de AMA PACA DE ALICANTE, por ejemplo, y dudo que nuestra
guiri rubia ejerza en tal ciudad, por otra parte maravillosa.
Así que eso, el acudir o no a una profesional
era un poco un tiro a ciegas. Te podía gustar o no físicamente, sólo lo podías
intuir en base a si se describía o si quería contártelo en la llamada. Pero de
entrada ni puta idea. Supongo que otros podrán contar experiencias de que se
esperaban un bellezón y se encontraron con un feto malayo. A mí es que me
pasaba al revés, porque soy un poco rarito para eso; me esperaba una belleza no
convencional, fuera de los cánones habituales, que es lo que me da morbo, y me
encontraba con una tía diez.
No obstante, a fin de llevar el agua a mi
molino, lo que quiero remarcar es una cosa; quien se anunciaba en los
periódicos ofreciendo un servicio de sado lo hacía con cierta seriedad. O al
menos esa es la impresión que recuerdo. Porque ofrecían un servicio
especializado y se anunciaban como tal. En cambio, como mañana o pasado
veremos, esta circunstancia no siempre se da en la actualidad de los anuncios
de internet, que no cuesta nada poner una línea diciendo “y también soy tu ama
y hago sado”.
Por si alguien tiene interés, yo lo que hacía
era lo siguiente; una vez leídos los contactos y subrayados los que me
interesaban, llamaba uno por uno a fin de tener más información. Me copiaba los
anuncios en una libreta y ponía tres columnas; impresión en la conversación,
idoneidad del lugar y precio. Como veis, para las cosas importantes soy un
profesional.
Los tres elementos eran importantes. Si la
impresión en la conversación era mala (una mujer borde, o que al hablar con
ella se viera que no tenía ni idea de sado pese a lo que hemos comentado, o que
se negara a dar información básica, etc…) pues ya podía estar a dos paradas de
metro y ser barata que, evidentemente, no iba.
La idoneidad del lugar era, en el fondo, lo
de menos. Quiero decir; con que estuviera bien comunicado y no estuviera al
lado de mi casa para que me pudieran ver los vecinos, ya me valía. No obstante,
entre una profesional en el quinto coño y otra en igualdad de condiciones más
cercana, pues sí, era determinante.
El precio, evidentemente, era algo muy a
valorar. No es lo mismo que te pidan 15.000 pesetas de las de entonces que
25.000 o, en algún caso, verdaderas barbaridades en base a no sé qué.
Curiosamente, las que pedían 50.000 pesetas o similar solían ser además las más
bordes, supongo que tendrían clientes a punta pala de la jet set. Con su pan se
lo coman, yo al oir tal cantidad colgaba inmediatamente.
Como mi bolsa era la que era (y no ha
cambiado mucho), pues si podía gastarme 10.000 pesetas mejor que 15.000, claro. Hoy en día con la crisis esto
además es determinante y veo que los precios no han subido en estos 13-14
años, pues lo normal que he visto en
esos anuncios oscila entre 60 euros lo tiradillo, 80 euros lo normal y 150 las selectas profesionales, pero me
chiva un pajarito que incluso esto es negociable.
Es otra cuestión en la que mañana
incidiremos; si antes te decían; “15.000 pesetas” y tu decías “es que es un
poco caro” te colgaban sin más, y no digo que no fuera con razón. Hoy, me
chivan y me lo creo, si te dicen “son 90 euros” y tu dices “no tengo tanto”, te
preguntan…”a ver, cuánto puedes gastar, criatura de dios, que podemos llegar a
un acuerdo…”.
Contrario a lo que se pueda pensar, no
expongo esto con alegría; considero que las cosas no se han de regatear, que
todo tiene un precio y que es cuestión de cada uno que lo quiera o lo pueda
pagar. Los vicios, que cada uno se los pague, y no me parece bien aprovecharse
de la situación económica para regatear lo que en el fondo son salarios. Otra cosa es que de entrada sean
precios caros, como hemos expuesto alguna vez. Pero eso es otro debate…sigo con
mis experiencias patéticas.
El llamar era otra cuestión. Por una lado, no
existían los móviles de forma tan habitual y, en todo caso, unas cuantas
llamadas a otros números te salía un pico por aquel entonces. No como ahora,
leñe, que hay minutos gratis a tuti plen y el más tirado de los mortales tiene
móvil con todas las ventajas.
Para que mis padres no vieran cosas
sospechosas en su factura, yo solía llamar desde una cabina, así que me daba un
buen paseo para acceder a alguna solitaria en el quito coño. Joder, qué
patético. Luego, con la llegada delos móviles y tal la cosa cambió, pero anda
que no me gastado yo monedas de cien pesetas en cabinas de mala muerte, de las
de la puerta, con el cuadernillo cutre en que hacía con las valoraciones mal
apoyado.
Otra valoración es que ahora gran parte de
esa información ya la tienes en el mismo anuncio, por lo que la comodidad es
mayor.
En fin; estas son un poquillo mis impresiones
de los anuncios de entonces y el comparativo con lo que he visto por ahí así a bote pronto. Como sé que sois unas
cotillas, no viene de un párrafo exponiendo algunas cosas que recuerde sobre
ello, pero en verdad he de decir que no recuerdo nada especial en esas llamadas
más allá de lo expuesto.
Normalmente eran amables, pero también las
había bordes. Hubo una que me dijo que la sesión eran cien mil pesetas o algo
así y yo me quedé un tanto flaseado. Muy educadamente, le colgué diciendo que
no podía pagar esa cantidad y me dijo algo así como “niñato, qué te esperabas?
Muerto de hambre, etc…”. Muchas me explicaban exactamente en qué consistía un
servicio de sado, y aunque ya lo sabía les dejaba hablar para ver cómo lo
hacían exactamente. Si los anuncios eran muy descriptivos, me empalmaba sin
remedio. Recuerdo una que ofrecía un servicio de tortura de amor, que consistía
en atarte a una silla y ella hacía las perrerías que se le ocurrían. No he
vuelto a ver esa expresión.
Como escribiendo esto me ha entrado la
nostalgia, he cogido el periódico de hoy y he echado un vistazo a la sección de
contactos y relax. No llegaba ni a media página de anuncios. Veo, sin embargo,
que todavía siguen algunos anuncios de cuando yo los miraba, 14 años después. Son de gabinetes como EL
PLACER DEL CASTIGO, pero mira, ahí están. Del resto, creo que sólo me suena una
tal AMA MARTA, que es otra histórica.
Bueno, pues me he enrollado cosa mala y
todavía no hemos comentado un solo anuncio actual de internet. No sé si mañana
o el lunes, pero en breve abordamos el último capítulo de éste serial y el que
ha motivado su razón de ser.
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