ESTABA MUERTO...PERO YA ESTOY MEJOR.

Este rosario de cuentas infelices/

Calla más de lo que dice/

Pero dice la verdad.

(Joaquin Sabina).

Los habituales de este espacio saben que suelo citar estos versos a menudo porque me vienen al pelo para algo que deviene norma del blog; contar cosas personales pero no en demasía. Cosas personales porque somos lo que vivimos, y ello nos condiciona lo que pensamos y sentimos. No tendrían sentido muchos post si no hablo de mis experiencias en el bdsm.

No en demasía porque tengo mi intimidad y tampoco quiero exponerme demasiado, o porque no es justo que hable de terceros, o porque tengo miedo que una asesina psicópata venga a buscarme con un puzón de hielo. Que esto al fin y al cabo es internet.

(Claro que siempre hay alguna Ama que habla de ética y luego cae tan bajo de lanzar datos íntimos y personales por un berrinche al no darle la razón, pero bueno, eso son tiempos  pasados).

Sin embargo, hoy voy a escribir uno de esos post que me son más difíciles que algunos de los tochos que me marco ocupando cienes y cienes de megas sobre el sexo y el ser. Voy a exponer algunas cosas de mi vida y voy a exponer algunos de mis pensamientos más íntimos.

Habrán visto vuecencias que este blog va dando tumbos de un tiempo a esta parte. Que si se reanuda, que si no, que si un parón, que si tal, que si cual…un desastre, vamos.

Lo cierto es que no he estado en mi mejor momento de un tiempo a esta parte. Me he replanteado algunas cosas sobre la vida, las relaciones, el bdsm…¿Y por qué, criatura de Dios, qué te ha pasado? Se preguntarán Ustedes.

Por una parte, hace tiempo se rompió una relación que ha marcado mi vida y mi ser. El por qué se rompió y, lo más importe, por qué no se reanudó, pertenece a nuestra intimidad. Así que aquí me quedo.

Por otra parte, me quedé en el paro. A día de hoy ya he encontrado un trabajo, en el cual además cada día que pasa tengo la impresión de que todo lo que he hecho hasta ahora ha sido a fin de prepararme para llegar hasta aquí.

No voy a dar lástima porque reconozco que soy y fui un privilegiado. Con el panorama que hay, con lo mal que lo están pasando familias enteras, cuando hablamos de un país con tasas de malnutrición de niños…lo mío fue y es de chiste. El tiempo que estuve en el paro no derivó en problemas económicos, así que no vengo aquí a mi blog a llorar y decir lo mal que lo pasé.

Pero sí derivó en problemas de autoestima.

El paro tiene eso de horrible; no sólo te priva de tu fuente de ingresos, sino que te inculca que eres un ser inútil, no productivo, no válido. Da igual lo que sepas o lo preparado que estés o las ganas. Es duro levantarse cada mañana, día tras día, y ves que no tienes nada que hacer, o que lo que haces no da resultados, o que te rechazan una y otra vez y no sabes por qué. Y van pasando los días.

Una relación rota. El paro. Y un tercer tema familiar que no voy a comentar aquí.

Bien…¿y qué cabida tiene el bdsm en un espacio así?

El bdsm es mi sexualidad. Hay gente que es heterosexual, hay gente que es gay y yo soy bedesemenero. No es como hay gente que le gusta que se la chupen y gente que es más del sexo anal; no se trata de que me guste, se trata de que yo soy así. Que lo vainilla me sabe a nada, que el sexo sin azotes o ataduras no me satisface, que me da igual follar o no pero que necesito estas cosas de locos de pervertidos para no subirme por las paredes.

He dicho otras veces que a mí el bdsm me ha ayudado mucho. Gracias a él  he ido subiendo en mi autoestima, he conocido gente muy valiosa. Pero, sobre todo, al acceder a él me sentí completo. Esto era lo que necesitaba, esto era mi sexualidad. Esto soy yo. Y no hay nada más libre que cuando te reconoces, te aceptas y lo sabes. Por eso me ha ayudado, por eso me ha hecho subir la autoestima; porque he estado completo.

Sin embargo, en este tiempo he dejado a un lado el bdsm. Y con ello un poco este blog.

No tenía ilusión. No tenía ganas. No le veía sentido.

No estaba completo.

Por un lado, por las circunstancias de la ruptura, que no voy a comentar. Sólo diré que dichas circunstancias me dejaron un poco tocado, porque además veníamos de un periodo donde ambos ya no caminábamos juntos y sólo compartíamos el cansancio y el recelo. Ella seguramente os dirá que la culpa fue mía y probablemente tiene razón. Lo que yo os diría además prefiero guardármelo.

Por otro, lo que veía alrededor no me gustaba. Amas subiditas creyéndose divinas de la muerte cuando son meras gilipollas a las que les ríen las gracias cuatro desesperados. Sumisos hambrientos capaces de vender a su padre por unos azotillos de mala muerte. Gente que mira la cuenta corriente y piensa que el bdsm es eso. Sumisas buscando desesperadamente el amor. En fin, esas  cosas.

Este blog, que es la niña de mis ojos, no me hacía ilusión. No sabía qué escribir. No tenía ganas de hacerlo.

Creo que lo que más necesitamos en esta vida es a alguien que nos obligue a hacer lo que sabemos. No ayuda lo negativo, el no valorar las cosas que sabes te son gratas y te hacen ilusión.

En fin; la cosa es que dejé el bdsm de lado en base a todo lo que he comentado. Y me dejé a mí mismo un poco de lado también. Y bueno, seguía haciendo las cosas por inercia, pero con esa apatía que da tener la impresión de que has muerto y estás teniendo una existencia póstuma.

Si no puedes sentir ni pasión ni sorpresa, estás muerto. Es una de las cosas que yo recriminaba a…perdón, da igual. Seguía con mis cosas, con mis tebeos, que siempre han estado ahí, con algún escrito, con twitter, con las series, con…con la desgana por montera.

Aquí me gustaría dar gracias a mis amigos. Como hablamos del bdsm, me gustaría hacerlo al grupo concreto de ellos. Una persona, que no voy a mencionar, me echaba unas broncas de campeonato; “oye, actualiza el blog, cabrón”, “oye, haz tal entrevista a tal persona (por eso tengo una al colectivo de la cuerda roja…sin transcribir)”, “oye, sal con nosotros”…

Lo dicho, a veces necesitamos a alguna persona que nos obligue a hacer lo que sabemos. O lo que sabe que nos gusta y nos sienta bien. No siempre lo consiguen, pero siempre lo necesitamos.

Bueno, como reza el enunciado, a día de hoy estoy mejor. No sé si por el trabajo, (que desde luego tiene mucho que ver). No sé si porque al fin y al cabo he ido saliendo y viendo que el mundo no se acaba en mi ombligo. No sé si porque me he zampado casi de un tirón las 5 temporadas de BREAKING BAD y yo de mayor quiero ser como su protagonista (y si no las visto y no sabes de qué estoy hablando, ponte ya al día y me chuparás la polla de agradecimiento). No sé si porque después de una tormenta sale el sol y el aire huele a limpio. Es un proceso natural que a veces tarda más en llegar, a veces menos, y a veces nunca llega.

Pero en mi caso ha llegado.

No sé lo que pasará mañana. Si algo he aprendido en este tiempo, es la frugalidad de todo, aunque para ser justo eso ya lo sabía. Hoy estamos aquí y mañana allí. Y lo aceptamos porque no hay otra que seguir adelante.

Pero sé que quiero seguir teniendo ilusión. Se que quiero vivir y sentir y disfrutar y besar y escribir y repartir mi sabiduría y divertirme y seguir con las bedesemeniadas (gracias Indoc) y estar a los pies de una Ama porque no todas son unas gilipollas y quizás incluso ser Amo (porque ser bisexual duplica mis posibilidades de tener una cita) y seguir en el blog de bdsm y quizás follarme a Raquel Moragues y seguir con mi montaña de tebeos y pasar de la gente que no valora lo que me hace ilusión y de quien me putea y quiere hacerme daño y…

…Y aquí estaré para contarlo.

No tengo ningún reproche a nadie. O si lo tengo, no lo pienso decir y mucho menos aquí. Si alguien lo ha estado pasando mal y yo no estuve a la altura, de verdad que lo siento; no supe, no ví, no intuí.

Lo que sí tengo es agradecimientos. A los que he comentado, a vosotros.

Estoy ante el jardín de los senderos que se bifurcan. No sé para dónde tirar. Hay un sendero concreto que me da un poco de miedo y no sé si tiene demasiados baches emocionales. Pero me siento fuerte y tengo ganas de marcha. Y de sentir. No sé, no depende por completo de mí.

Si no es este, será otro. Si no es otro, será éste. No lo sé.

Lo que sí se es que estaba muerto…pero ya estoy mejor. Estoy aquí. Te quedan dos deseos. ¿Me acompañas?