No habrá naufragio, sino aventura.
Cuando yo la conocí no se llamaba Miss K. Igual no dice mucho en mi favor, pero no recuerdo cómo se llamaba. A los efectos de lo que aquí nos interesa, tanto da.
Los zarrapastrosos y apestados del bdsm que pululábamos por el chat ozú habíamos organizado una cena o algo así. Ella vino en calidad de amiga de una amiga. Fue hace mil años y fue ayer.
Yo hice lo que hago en todas las cenas; comer, beber y hablar como si no hubiera un mañana. Ella estaba sentada a mi vera, así que cuando empecé sobre mis filosofadas y visiones del bdsm tuvo entrada de primera fila. En realidad, tengo la inteligencia justa para retener las ideas brillantes de los demás, así que me limité a exponer lo que otras gentes antes me habían enseñado haciéndolo pasar por mío.
Supongo que algún efecto causó. En realidad, creo que el verdadero efecto fue la naturalidad. Ella empezaba a indagar en un mundo extraño que le fascinaba y le daba miedo. Fue ayer, pero hace mil años, antes de los mundos de Grey y su puta madre. Así que…yo qué sé; igual se esperaba acabar descuartizada en un descampado y se tranquilizó al ver que lo más peligroso era ese tipo gordo que derramaba la cerveza. Este escrito es sobre ella, pero soy yo quien hablo. Así que me acojo a mi derecho a inventarme lo que no sepa.
Como siempre, creo que el Destino va dejando semillas que luego, al caminar por su jardín, nos encontramos florecidas más adelante. Sobre estos cimientos se construiría una fortaleza, pero entonces no lo sabíamos.
Hubo, que se llamaría en términos sociales, buen rollo. Quizás algo de feeling. Puede que un “qué ojos tan bonitos tienes encima de esas dos tetas”. Pero ahora no tocaba. La semilla tendría que crecer.
Lo hizo en forma de blog. Se mencionó por casualidad en esa cena que yo tenía uno muy chulo. Por casualidad unas mil veces, pero tanto da. Por aquel entonces, supongo, estaba más activo que ahora y cada semana esparcía mis pajas mentales para alimento de mi ego y alegría del respetable. Diciendo las mismas cosas que había copiado, claro, pero con chascarrillos propios y vivencias personales.
Supongo que fue esa misma naturalidad la que hizo que se lo leyera en un fin de semana en que era muy bonito no querer mi pensar. Supe después, porque me lo ha dicho ella misma, que eso hizo que le entrara algo en algún sitio que nadie sabe lo que es pero es lo único que importa.
Los tiempos siguientes son un tanto difusos. Ambos estábamos para otras cosas. Pero una de ellas es segura; no fuimos dos caras que se conocen en un evento y luego se pierden en la noche de los tiempos. Seguimos sabiendo el uno del otro, incluso viéndonos en ese grupo de zarrapastrosos y apestados del bdsm que llamábamos, y llamamos, amigos.
Por un lado, la amiga de la que era/es amiga era/es amiga de mi amigo, y los amigos de mis amigos son mis amigos. Vaya lío, que cantaba aquella. Así que cuando nos encontrábamos los cuatro y el de la trompeta pues eso, oye, qué tal Miss K, que por entonces no se llamaba Miss K, pues bien, no ha podido venir porque está pendoneando por estos mundos, os envía recuerdos, qué bien, un abrazo, a la próxima. Y en la próxima venía, pero no iba yo, o viceversa, o sí. Cuando nos veíamos, nos reafirmamos con un “decíamos ayer…”.
Cual fugitivo, soy fácil de localizar. Por eso de alguna forma siempre “estábamos allí”. Pero aceleremos, que sé que queréis llegar a la parte del morbo, el vicio y la perversión.
Un día ella, sobre la mitad de esos mil años que estoy comentando, pasaba por allí. Por allí era por donde trabajaba yo. Oye, que hace tiempo que no coincidimos, te invito a una cerveza y nos ponemos al día y tal. Una mujer guapa que me invita a una cerveza, salgo ya, ve pidiendo. Creo que fue la primera vez que estuvimos solos, sin lo que en fútbol se llama “el entorno”. No los echamos en falta, la verdad. Al contrario. Siguió fuera del calor del grupo ese buen rollo, feeling y algo más que nadie sabe lo que es pero es lo único que importa.
No recuerdo por qué exactamente, pero en algún momento de la conversación quise responderle algo así como “¿Quieres casarte conmigo?’ Tienes tierras?”. Pero todavía no tocaba de nuevo. Espera unos pocos años más de nada, que ha de ser a fuego lento. Guárdate la pregunta, es una herramienta sorpresa que utilizaremos más adelante.
Luego, o a la par, o antes, o después, o yo qué sé, coincidimos en twitter. Todavía tampoco era Miss K, pero esta vez sí me acuerdo del Nick porque lo ha dicho ella en abierto. Igual era el mismo que el de la cena, yo qué sé. Junto con la amiga común tenían cierto cachondeo hacia mi nada humilde persona, pero se los perdono porque las quiero. La confianza da asco. Y bueno, ambos seguíamos por otras cosas y seguíamos a lo de siempre. Que si he quedado con tal, a ver si a la próxima coincidimos, que recuerdos, qué noche la de aquel año.
Añado aquí que fue una de las pocas personas en ver una edición de LAS BEDESEMENIADAS antes de que se hiciera realidad, en un muestreo con fotocopias en canutillo que sólo un grupo selecto de gente pudo disfrutar.
Luego desapareció de twitter y cada vez fue quedando menos con los amigos de mis amigos. Ella y la propia amiga. Tengo este período un tanto difuso, como he dicho. Intuyo que le hicieron daño. Intuyo que estábamos sin estar. Pero eso le pertenece a ella contarlo, aunque a los efectos que nos interesan tanto da. Yo también estaba por otras cosas. Había quemado las naves para no volver por las cosas de la vida y el querer, sabiendo que era mentira por temas de la naturaleza y el alacrán y eso.
La cosa es que vino una pequeña pandemia mundial sin importancia. Así que, bueno, una pandemia mundial es una excusa tan buena como cualquier otra para retomar el blog, el twitter y demás cosillas que tenía un poco abandonadas.
No fue de forma inmediata. Vinieron tempestades en forma de hachazos y cosillas así, pero un día, tempestades, pandemias y hachazos ya diluidos, apareció una tal Miss K por twitter y me dijo al oído: “hola, soy yo”.
-Te veo cambiada.
-Ahora tengo látigo.
Ahora sí.
-Quieres casarte conmigo? Tienes tierras?
-Y cerveza.
Iniciamos así el chiste recurrente en forma de a ver quién la decía más gorda. Un toma y daca de humor surrealista con chascarrillos privados que exponíamos en público. Se reactivó todo lo expuesto anteriormente, incrementándose con ese devenir del contacto diario en las redes. Pero no había detrás ninguna estrategia ni intención.
Ella dirá que le hacía la cobra. Yo que, como buena capulla, me decía de quedar cuando no podía para ponerme los dientes largos. Quizás el Destino dijo simplemente que había que esperar un poco más.
La cosa es que, como no podía ser de otra forma, al final sí quedamos, claro. Teníamos que ponernos al día de viva voz. Hice campana de clase para estar con una chica (Lo siento LeftiePete, espero lo comprendas). A mis 48 años me quité la espina de algo que no hice en la época del insti.
Cuéntame/ cómo te ha ido/, qué has conocido/ en tu caminar. Y tú cómo participastes en esa patochada de vídeo. Qué quien es más fe@ de la cuchipandi de twitter. Qué tal, qué cual.
Y al salir de clase se unieron los otros compis y la broma recurrente se inmortalizó (por Lady Rebeca, que si no lo digo me echa bronca) en un vídeo y tal. Testigos PrincessPaula, Selenne, Facu y Juguetito, que no quiero que se me enfade nadie.
Ya?
Pues no. Pero ya queda poco. Si hemos esperado 12 años, no viene de un par de párrafos.
Para que veáis que nos codeamos con la creme, hubo un truco de magia presidido por Mistress Minerva en forma de cena y espectáculo (el orden de los factores no altera el producto), y ya vimos que ese buen rollo de todos estos años y este feeling y ese todo lo demás que nadie sabe lo que es pero es lo único que importa derivaría en una consecuencia lógica. Pero todavía tampoco. Había un par de temas que resolver por ambas partes.
Los que conciernen a ella ni entro ni nunca lo hice. Los que conciernen a mí tenían, y en cierta manera todavía tienen, formas de muros en base a miedos. Pero tampoco lo vamos aquí a contar todo, sólo los chistes.
Así que, bueno, ella ya había solucionado formalmente uno de esos temas y yo soy un cobarde, pero también un inconsciente. A la tercera va la vencida. Y puestos a mencionarlos a todos, llegó el Mesias San fidel. Y entre espera y cerveza para matarla más de lo mismo, y quiso el cielo/ acariciar el suelo/ con su gota a gota. Y que como soy un caballero te acompaño al coche, pero si pasa algo chungo defiéndeme tú. Y tu mirada azul/ me dijo a cara o cruz/ y mi alma de tahúr/ lo puso a doble o nada.
Y bueno, pues eso, que ahora sí. Que tengo Señora a quien servir y que me fustigue, no necesariamente en ese orden. Que soy Spirit de K, chaval. Que hemos tardado un poco, vale, pero es que no sabíamos muchas cosas y también teníamos que hacer otras antes.
Y qué quieren que les diga, que yo estoy muy contento y muy ilusionado de estar con alguien tan especial. Que es buena persona de verdad. Que además hace unos retratos alucinantes. Que me sigue el rollo en los chistes y la cerveza. Que nos estamos re conociendo, en más de un sentido. Que nadie se asuste, que nos pondremos pastelosos a veces pero seguiremos con la programación habitual. Que habrá “marru”, claro, pero tampoco lo vamos a contar todo. Que no hay equívocos de vodevil, pero sí alertas rojas en el corazón, qué se le va a hacer. Que no habrá Dios que nos aguante, pero habrá cerveza.
Y esto es lo que quería compartir con Ustedes.
Gracias, Señora. SIEMPRE SUYO.
Spirit de K.
2 comentarios:
Nada más que por lo bien escrita que está la entrada y lo bien que me lo he pasado leyéndola, te mereces que todo esa pasión que has puesto en estas frases se haga realidad, y que los doce años de espera sean sólo un aperitivo de los muchos más que disfrutéis Miss K y tú juntos. Por cierto, ¿la inspiración literaria viene directamente de la ingestión continuada de Voll Damm? Un abrazo muy fuerte desde Sevilla City.
Amigo; Gracias mil por tus letras y tus deseos, ya sabes que son recíprocos. Un abrazo y nos vemos y nos leemos por estos lares.
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