UNA DE ESAS PREGUNTAS TONTAS QUE NO SÉ POR QUÉ SE ME HAN QUEDADO EN LA MEMORIA

Hace mucho mucho tiempo, en una galaxia muy lejana…Bueno, hace mucho tiempo, sí, unos diez años o por ahí, (joder, tanto?) y en una galaxia muy lejana, tanto como el ciber espacio, efectivamente. Pero ahí se acaba la épica. Unos amigos del chat ozú creamos una especie de foro privado donde discutíamos del sexo de los ángeles bdsm y lo que nos diera la gana entre nosotros. Un día, un contertulio lanzó al aire una pregunta, que luego me enteré era una situación real; una sumisa que estaba dispuesta a todo, menos a desnudarse. ¿Qué habría que hacer?

Como por aquel entonces yo era el graciosillo de turno, no como ahora que he madurado (ejem, ejem), no me lo pensé dos veces en lanzar la respuesta; pues oye, vestirla como un putón verbenero y hacer que nos la chupe hasta dejarnos más secos que la mojama. Que si te dan un limón, haz limonada. Así, como todo el buen gusto y la sensibilidad.

Otros contertulios contestaron otras cosas, de algunas me acuerdo y de la mayoría no. Seguimos con otros temas, con otras cosas, se fue cerrando el foro, cada vez entramos menos en el chat, la vida siguió y de tal  día hará eso, unos diez años y míranos ahora, con el culo cada vez más ancho.

La cosa es que no sé por qué, pero de vez en cuando me acuerdo de esta pregunta. Y aunque sigo teniendo claro que ante una situación así yo vestiría a la chica de alguna frikada fetichista y utilizaría otra variante sexual que no fuese la convencional (véis como he madurado? No he dicho que se la haría chupar hasta que le doliesen las muelas), la verdad es que creo que la cosa tiene  su miga.

Para empezar, la desnudez, total o parcial, es parte inherente a la sexualidad. Por mucho que seamos unos tipos raros, por mucho que busquemos otras cosas…no podemos tener una relación de índole sexual más o menos prolongada y cerrarnos de entrada a la desnudez.

Si una persona no quiere mostrar su cuerpo a su pareja (con todas las variantes de “pareja” que pueda haber) es debido a alguna razón. Y como la razón de que se ha metido en la máquina del tiempo y está en una sociedad de hace 40 años no me resulta viable, he de concluir que la razón ha de ser de índole psíquico.

No quiere mostrar su cuerpo porque se avergüenza de él. No se gusta. Y no se gusta hasta ese punto.

Un buen Dominante ha de ser, además, un buen psicólogo. O, cuanto menos, una persona dispuesta a ejercer su área de influencia de forma positiva. Intentará hablar con la sumisa del porqué de su limitación, qué le provoca la misma y qué puede hacer para solucionarlo. Si es un tema de que no le gusta su físico, le intentará hacer ver que eso es relativo e intentará que se sienta guapa, segura y querida. Si es porque  tiene cicatrices o señales, ídem de ídem. Yo creo que este es un buen ejemplo de que un Dominante puede utilizar su “poder” de forma positiva para hacer que la otra persona se sienta más segura de sí misma, crezca como persona y vaya perdiendo miedos.

Qué cabrón, y yo pensando en aprovecharme sin más…

He dicho que con el tiempo supe después que era un caso real. Parece ser que la sumisa en cuestión tenía señales en su cuerpo de un pasado tumultuoso y no quería que su posible pareja lo supiera. Ignoro qué pasó después. ¿Habría que respetar su decisión y no quebrantar el límite? ¿Acaso no estaba engañando en cierta forma, en un aspecto en el que hay que tener confianza?

No tengo todas las respuestas. Pero siempre me ha parecido un buen caso y de tanto en tanto viene a mi mente. Por ello lo expongo. Mañana alguna tontería más, quizás un breve listado de a quienes está dedicado este blog.