PACO MARTINEZ SORIA, LOS JUECES MÁS ALLÁ DEL BIEN Y EL MAL, EL TRIBUNAL DE EVALUACIÓN DE RELACIONES Y OTRAS COSAS

Me he currado el título, eh? Espero haber llamado vuestra atención. Vamos a ver si sale una cosa más  o menos coherente con ello. Las fotos no siempre tienen algo que ver, pero es que si no queda muy soso…

Cuando se llevan cuatrocientos y pico largo de post y casi cuatro años a las espaldas, es difícil sacar temas nuevos o no repetirse en demasía. Al fin y al cabo, por una mera cuestión de coherencia, la forma de ver las cosas viene a ser siempre la misma y tampoco es cuestión de dar la matraca una y otra vez con las filias y las fobias. Obsesiones las tenemos todos, y exponerlas de forma cansina una y otra vez deviene lo peor que le puede pasar a un espacio…que se vuelva aburrido. Por no decir que se puede pensar que el autor sólo tiene un discurso y no da más de sí o, peor aún, que sus conocimientos se basan en dar la brasa una y otra vez sobre lo mismo. Cosa que en mi caso es cierto, para qué nos vamos a engañar, pero intentamos que no se note.

Sin embargo, de tanto en tanto no está de más volver a repetir ciertos temas, o visiones, cambiando quizás un poco los argumentos o completando los mismos. Mientras el mundo siga girando, siempre habrá alguien nuevo. Y, también, es necesario que nos recuerden lo evidente porque suele pasar desapercibido, u olvidarse con relativa facilidad.

La cosa es que una de mis obsesiones es la supuesta pureza de una relación bdsm, o más bien la gente que se sube a un púlpito y nos tira a la cara los diez mandamientos esculpidos en piedra sobre quién es verdadero, o qué relación es pura y cuál contraproducente, o si la abuela fuma pero mi tabaco es mejor. Estas cosas inherentes al mundo bdsm, donde para demostrar lo supers que somos lanzamos ironías sobre lo triste que es el de enfrente.

Así que el otro día estaba recordando una de esas máximas por las que intento regir mi existencia y ví que se puede aplicar  perfectamente a todo en esta vida, incluso a una relación  bdsm.

 ¿Cuándo una película es buena?

Pues una película es buena cuando la ves y te gusta. Punto pelota.

Y esto, que está claro de por sí, bien merece un párrafo repitiendo lo mismo con un ejemplo. Las películas de Paco Martínez Soria (para quien nos siga desde el extranjero, esperando no expropien este blog, el tal Paco es un humorista español de los años 60-70) son cinematográficamente deleznables, ideológicamente casposas, argumentalmente repetitivas y socialmente productos del régimen de otro Paco, este de apellido Franco, en el cual predominaban los valores universales de la familia, el trabajo, la castidad, etc…

La gracia estaba en que el actor encarnaba una y otra vez al típico paleto de pueblo que iba a la gran ciudad a poner orden en la vida de sus hijos y nietos, que con tantas cosas de hippies y libertinaje estaban transitando por el mal  camino. Otro registro similar es el del típico cabezón paleto dispuesto a pelearse con el mismo Cristo por llevar la razón. Personajes entrañables no tan lejanos en los tiempos de internet que corren, dicho sea de paso, pero ya nos hacemos una idea.

Pues bien; cada vez que echan una  peli de este señor por la tele, y las echan muy a menudo, mi madre se pega una jartá de reir que acaba tomando una aspirina para la mandíbula. Y da igual que haya visto la escena donde Don erre que erre reclama al banco los cinco duros que son suyos y le han robado en un atraco, que si la ha visto 329 a la 330 volverá a descojonarse.

Ahora voy yo, un intelectual gafapasta, y le digo a mi madre que las pelis de éste señor son casposas y mal filmadas, y que eso no es cine y que debe ver una peli iraní donde dos pescadores se pasan tres horas viendo las estrellas como metáfora de la existencia con planos de arena de fondo y tal. Mi madre pensará lo que ya piensa de forma continua, que no sabe porque le ha dado estudios a su hijo si más tonto no puede salir, y no me hará ni puto caso. Puede que incluso dude entre darme un capón o no ponerme croassanes cuando vaya a visitarla. Y tendrá razón porque…¿voy a saber yo más que mi madre, que me ha dado la vida y el querer y me ha criado? ¿Quién soy para decirle, más allá del bien y del mal, que algo que le gusta no le debería gustar, que no es puro, que no es cine de calidad, que está pervirtiendo la esencia del invento de los señores lumiere y tal y cual? (Esencia que, por cierto, era la de ser una atracción de feria y no un vehículo sobre el ser existencial).

Que conste que esto es un ejemplo. Personalmente, las películas de Paco Martínez Soria son todo lo que he dicho y más, pero yo también me pego una jartá de reir cada vez que las veo, y los habituales de este blog ya saben que soy más de LOS VENGADORES (si no la has visto todavía, fuera de éste blog, vuelve cuando te redimas) que de pelis iranís, que hasta que no salgan mujeres desnudas en ellas no pienso ver ninguna y me da que eso va para largo.

Pero supongo que la esencia de lo que quiero exponer está clara, no?  Vamos a extrapolarlo…¿cuándo una relación bdsm es pura? Cuando las dos partes la disfrutan. Cuando es libre. Cuando los condicionantes que tienen se asumen y aceptan. Mientras no haya cosas insanas y/o ilegales, nadie debería dar carnets de pureza ni juzgar.

A mí, establecer grados de pureza, relacionar tipologías y menospreciarlas…me da cierto repelús. Pero, acogiéndome a mi derecho a contradecirme a mí mismo, sí que me siento en el púlpito y expongo algunos puntos que, PARA MÍ, son las leyes grabadas en piedra de Moisés;

Es muy fácil llegar a la esencia del bdsm. No hace falta para ello grados. Ni 24/7 ni formas extraídas del manual de Elise Sutton. No se es más Dominante por estar más rato con el cetro del poder ni peor persona por retomar el rol cuando se puede o apetece. La esencia del bdsm es que es un juego de naturaleza sexual donde dos personas disfrutan en igualdad marcando la diferencia. Y ojo; la palabra clave es DISFRUTAR. Y luego vamos bajando; cuando hablamos de igualdad hablamos de consenso, de que ambos quieren y aceptan unas reglas…y a partir de  ahí desarrollamos lo que nos interesa. Habrá personas que disfruten con un 24/7 y habrá personas que disfruten en otras condiciones. Ninguno es más puro que otro; son dos variantes, y en medio un sinfín de grados y formas, adaptables a tantas personas como las quieran acoger de forma libre.

Para otro día dejamos debates que, pese a ser manidos, no los hemos machado de forma obsesiva en este espacio. ¿Existe en verdad dominación cuando estamos hablando de juegos en los que es primordial el consenso? ¿Es viable un 24/7  cuando todos somos adultos con una vida, unas necesidades y unas inquietudes?

Pero, en mi tabla de piedra de Moisés, hay también un par de puntos PARTICULARES pero transferibles que he ido recopilando en mi corto o largo peregrinar por estos mundos.

Uno de ellos es que, sin considerar yo que deba juzgar nada ni sea superior a nadie, dicho esto de verdad y sin la ironía que caracteriza a este espacio, es verdad que no comparto una visión en la que esto del bdsm se vea como algo frívolo y banal. Para mí es algo más que un juego a ratos hecho de cualquier manera porque ha condicionado mi vida, aunque me parece bien que haya gente que lo vea así. Y si una pareja disfruta con unos azotitos suaves los sábados por la noche y para ellos eso es bdsm, por mí estupendo. En verdad para ellos lo es, lo disfrutan y les sirve. Simplemente yo no comparto esa visión.

Pero, en el otro extremo, están quienes se toman estos juegos demasiado en serio. Y creo que son estas personas las en verdad peligrosas. Puede que el bdsm sea algo más que un juego, pero prefiero quien se queda corto por el lado de la  frivolidad que quien vive obsesionado por sus reglas, purezas, protocolos, etc…y desprecia otras formas de vivirlo argumentando que sí, que su cine iraní es mejor, y que quien ve las pelis de Paco Martínez Soria no saben ná de ná y pasa a descalificarlos llamándolos paletos ignorantes de la vida y la verdad. Oye, estás llamando paleta a mi madre, una mujer que ha pasado toda su vida luchando por dar lo mejor a sus hijos; imbécil de mierda, métete tu cine iraní por el culo y deja que la mujer disfrute con sus pelis porque ojalá todo el mundo pudiera presumir de tener la trayectoria que tiene ella y gente como ella.

Los rufianes pueden hacer daño,  pero los virtuosos causan holocaustos.

Personalmente, y dado que me he extendido un tanto no me viene de un párrafo, yo he de decir que las personas más valiosas que he conocido en estos mundos (valiosas como personas, verdaderos Maestros como sums o Doms) son personas tremendamente humildes y que, sobre todo, gente que nunca ha necesitado menospreciar al resto para afirmarse ellos .

No alardean de si le van detrás muchos o muchas, porque no miden su valor bedesemeniense por los candidatos que tengan o las relaciones que puedan tener. No juzgan; primero porque todos somos pecadores, pero sobre todo porque saben (y así me lo han transmitido y así lo reflejo) que la esencia del bdsm no es lo que diga un manual, si no lo que diga tu corazón. Y ese corazón lo único que tiene que hacer es encontrar otro afín con el que configurar un traje a medida de ambos (o de más, no nos vayamos a poner mogigatos a estas alturas).Que dime de qué presumes y te diré de qué careces. Que la única verdad es que el mundo es demasiado grande, aunque haya gente con mentes tremendamente pequeñas.

Así pues, vayamos todos a disfrutar de todo tipo de cine, y que cada uno entre en la sala que más le guste o ponga el canal que más le motive sin necesidad de boicotear el de los demás. Que el que quiera ver a Paco Martínez Soria, lo vea, y quien quiera cine iraní, haga lo propio. Yo, como he dicho, entro en la sala de LOS VENGADORES. Que puede que no sea muy profunda, pero está bien hecha, es espectacular y, sobre todo, es un carrusel infinito de emociones. Y es que yo entro al cine a disfrutar con héroes de primera.

Tocho repetido y plasta, a ver si el finde que viene buscamos otra cosa más original, pero cada uno es como es. Recuerden que este miércoles vuelven las BEDESEMENIADAS, si el amigo Indocumentao no está en prisión por alteración del orden público, exhibicionismo y otros delitos demasiados vergonzantes para exponerlos aquí. Hasta entonces recuerden que la cerveza no engorda; es sólo la falta de mearla.