En mi corto o largo peregrinar he visto que mucha gente abraza estas fantasías pero, por los motivos que sean, no las han probado en real. Esto es válido para gente de todos los roles y sexos. Y no lo han hecho bien por no haber encontrado a la persona adecuada, o simplemente, por que no han encontrado a ninguna persona, sea adecuada o no, bien por miedos, que esto al fin y al cabo da un poco de yu-yu por que te atan y te pegan y en CSI cuando sale alguien con una fusta sabes que va a ser el malo, bien por que esperan que vengan a la puerta de su casa en vez de mojarse el culo y dar el paso. En fin; por lo que sea.
La cosa es que, a falta de experiencias reales, abrazan la imaginería de estos mundos. Y, centrándome en los sumisos, en esta imaginería está gente como Elise Sutton, con sus normas pseudo nazis de esclavitud y castración para todo varón (la fantasía masturbatoria definitiva), o la Baronesa Von Sadiquen, personaje inventado por mí que personaliza todos los relatos eróticos de Baronesas sádicas que se limitan a torturar por placer en la mazmorras de sus castillos, y....
...y, sin embargo, en esa misma imaginaría también está el femdom pornográfico destinado al público masculino, en la cual el bdsm se reduce a que viene una tía cañón vestida de latex, pega dos azotitos y se pone a mamarla.
Pues existen tantos bdsms como personas que lo practican, y si a ellos les vale a los demás nos la debe importar un pimiento. Pero, concretando un poco, podemos decir que toda relación con pretensiones bdsm no es ni una cosa ni la otra. Es un término medio. Es como la siete y media; no hay que pasarle en tener al maromo encerrado en una jaula sin correrse in memoriam fregando los platos y ninguneándolo ni, si queremos hablar de bdsm con cierta propiedad, tampoco es un pellizco y a follar.
La gente que nos hemos roto los cuernos un poco por pasar a la praxis (y hemos tenido la suerte de hacerlo), sabemos que es difícil llegar a la siete y media, pero que en verdad lo que abundan no son ni las locas castradoras sobrepoderosas (aunque mucha creída hay) ni las del pellizco y a follar (bueno, estas puede que abunden un poco más, pero estamos hablando de relaciones con cierta pretensión de bdsm, recordamos). Lo que abundan son las personas, no los extremos. Y hay un momento para cada cosa y cada cosa para su momento.
Hay Amas que se enamoran, Amos que lloran, sumisos que eso de adorar se lo pasan por el forro, sumisas más putas que las gallinas, y así una combinación infinita con todos los adjetivos, buenos y malos, del universo en todos los roles y géneros. Que todo se puede hacer y no hacer. Que todo está permitido y todo está prohibido. Que todos somos dioses y humanos.
Y lo que abunda es, pues eso, a ratos el extremo, a ratos la banalidad, a ratos la seriedad, a ratos el pasarnos todo por el forro y romper el manual. Pero, en general, el término medio, saludable. Y es eso lo que defiende esta humilde trinchera en forma de blog; que no se tome demasiado en serio, pero que tampoco se banalice.
2 comentarios:
Hola Spirit. Ya hacía bastante que no me pasaba por tu rincón, y veo que no paras.
Pues si, tienes razón, existen tantas maneras de entender el BDSM como personas practicándolo. Y es que este mundo puede acoger infinidad de variantes y practicantes.
Saludos, Gusano;
Pues sip, hacía tiempo que no teníamos el honor de tu presencia por estos lares...seguro que estabas pendoneando!
Pues bien hallado, y por cierto, ya va siendo hora de una cerveza, no?
Un abrazo
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