JUVENTUD, DIVINO TESORO...

¿Queréis más sangre? ¿Queréis más carnaza? Siiiii!!!!...

Pues no la tendréis, por lo menos hoy y por lo menos aquí. Retomamos la programación habitual, al menos mientras cada uno vaya a lo suyo y Dios en la de todos, con un tema que no me acuerdo las semanas que llevamos diciendo que hablaríamos de él;  sobre la edad y el bdsm.

Los habituales de este blog ya saben que soy un viejo cascarrabias que pienso que una guerra es lo que le haría falta a la juventud actual y que cualquier tiempo pasado era peor y patatín y patatán. Un abuelo cebolleta de 38 tacos que lo más parecido a una guerra que ha tenido ha sido la mili, donde disparé una única bala que todavía debe rondar por ahí, pero bueno, ya me entendéis. Aunque la verdad es que viendo como están las cosas para la juventud actual no sé si seguir con la gracia…

En fin; la cosa es que como he dicho alguna vez, a mí me encanta esta juventud, que está libre de perjuicios, es desinhibida, ha crecido entrando en páginas porno de internet y viendo gays  en la tele a todas horas, tiene los tropecientos medios para relacionarse o conocer de lo que sea,  etc…y me da una envidia sana del  tipo que ya me gustaría a mí haber tenido lo que ellos.

Pero, en contrapartida, me gusta creer que yo me lo he “currado más”. Currado en el sentido de que no se tenían los medios para saber qué era el bdsm o dónde encontrar gente afín del tema. Ergo tenías que tener un deseo muy fuerte para buscarte la vida y transitar por algo parecido a estos mundos o lo que hubiera que hubiese. Por ello, cuando me topé con internet de forma cotidiana y con ello con el acceso a un mundo de posibilidades en tecnicolor respecto al bdsm, ya tenía un bagaje, una edad, una madurez y unos huevos negros que a la postre me salvaron la vida. Y digo me salvaron la vida en el sentido de que ya sabía más o menos lo que quería y lo que estaba dispuesto a pagar o no por ello.

Más de uno y, sobre todo, de una, al leer esté párrafo dirá que de qué voy, que ni a mis 38 años tengo ninguna madurez ni ningún asomo de sapiencia. Vale, que sí, que es verdad, pero supongo que se entiende lo general, no?

La cosa es que a lo largo de estos últimos tiempos me han llegado varios e-mails privados de gente joven, muy joven (pero mayores de 18 años, eh, que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa) y  aunque he de decir que dichos escritos transmitían una madurez y un saber hacer formidable, he de decir que la sensación  de “viejo cascarrabias” no se me acaba de ir.

Soy un poco receloso, y ruego me disculpen  ustedes, a la hora de asociar juventud y bdsm. Creo que para entrar en estos juegos se ha de tener una cierta edad y una cierta trayectoria vital. Y es que yo soy de los que asocian madurez a edad, algo que es verdad (y a las pruebas me remito…) que no necesariamente tiene nada que ver.

Pero, qué quieren que les diga, insisto en el recelo respecto a que la gente joven entre alegremente en el bdsm. Porque el tema físico de dolor y azotes y tal se puede resistir sin problemas, y más siendo joven que enseguida se regeneran las cosas, pero el componente mental…el componente mental es peligroso.

En estos mundos es necesario un cierto escudo mental para que nadie “te coma el coco” con su idea de dominación y te lleve cual secta por donde considere. Esto es, o debería ser, un juego de adultos que saben lo que quieren y son suficientemente inteligentes para conseguirlo.

Un joven o una joven con deseos de sumisión en manos de alguien experto puede ser la bomba…o la hecatombe. Depende de si éste experto los quiere llevar por el buen camino o sus intenciones son más bien egoístas. El bdsm tiene unos mecanismos de dominación mental que en malas manos pueden ser un arma terrible de destrucción masiva.

Por otra parte, también creo que esto del bdsm es un placer un tanto más refinado que el sexo genital en sí. Y, como es bien sabido, los placeres refinados también se van adquiriendo con la edad .Que cuando se es joven se pueden tener muchas ganas de sumisión y tal, pero las hormonas son las hormonas y éstas tienen su propia vida.

En fin, por éstos y por otros motivos yo soy más partidario de la madurez que de la juventud, divino tesoro. Hombre, también por gusto personal, que no me pregunten por qué me tiran más las mujeres maduras que los bollycaos, pero en general he aquí mi oda, mis razones y mis pensamientos sobre el por qué cuando veo gente joven en estos mundos (que, por cierto, en real no he visto mucha, quizás porque ir a locales y tal cuesta un cierto capital que no llega con la paga) siento ciertos recelos. Disculpen ustedes a éste viejos cascarrabias, lo lamento, es que soy así y ya soy muy mayor para cambiar.

Recuerden que el miércoles tendremos la BEDESEMENIADA de rigor, canela fina, y el fin de o por ahí otro tocho de sabiduría infinita. Quizás sobre una tanda de algo, que hace tiempo que no hacemos ninguna. Hasta entonces ya saben; la vida es maravillosa, no la desperdiciemos en cosas que no valgan la pena.